Una investigación confirma la regularidad de las lluvias ácidas en Medellín
UNCO/DICYT La capital antioqueña, Medellín, "sufre" de este mal característico de las ciudades industrializadas. Estaciones de monitoreo ubicadas en las universidades Nacional en Medellín y Pontificia Bolivariana (UPB) reportan que prácticamente todo el año hay lluvia ácida. "Hemos visto que el pH de la lluvia que está cayendo ha ido disminuyendo, lo que nos ha estado indicando que tenemos lluvia ácida y pasamos de tener pH de 6 a 5'0 ó 5'5, dependiendo del mes del año", explicó Carmen Elena Zapata, profesora de la Maestría en Medio Ambiente y Desarrollo de la UN en Medellín y directora de la Red de Monitoría de Calidad del Aire del Área Metropolitana, REDAIRE.
La lluvia ácida se forma cuando la humedad en el aire se combina con el óxido de nitrógeno y el dióxido de azufre, emitidos por fábricas, centrales eléctricas y vehículos que queman carbón o productos derivados del petróleo. La lluvia normalmente presenta un pH aproximado de 5'6. Debajo de esa cifra de acidez se considera como lluvia ácida.
Los resultados obtenidos hasta ahora hacen parte del estudio Evaluación de los niveles de contaminación en las zonas del Valle de Aburrá, convenio entre el Área Metropolitana y la UN, donde se analizan, además del material particulado, el dióxido de azufre, dióxido de nitrógenos, ozono y compuestos orgánicos volátiles (benceno, tolueno y xilenos).
Según la profesora Carmen Elena Zapata, las cifras de lluvia ácida en la ciudad son preocupantes, sobre todo porque afecta a los árboles, que pierden su color, sus hojas y la capa de grasa protectora, la cual es corroída por el depósito seco de dióxido de azufre (SO2). Además, la docente afirmó que "las plantas que se ven más afectadas son aquellas que toman directamente el agua a través de sus hojas (como los musgos y líquenes)".
Animales hervíboros afectados
Por otra parte, "los animales herbívoros se ven afectados, ya que al acidificarse los suelos, las plantas que aquellos ingieren acumulan una mayor cantidad de metales pesados (aluminio, cadmio, entre otros)", señaló Carmen Elena Zapata. Además, "a la lluvia ácida se le atribuye también la contaminación de los suelos y las aguas, el daño de edificaciones y el deterioro del cemento hasta desmoronarlo. Incluso, la erosión en las construcciones, estatuas y monumentos de piedra. La lluvia ácida remueve los nutrientes del suelo. En los ecosistemas acuáticos, entre más acidez tenga la lluvia, más especies de plantas y animales declinan o desaparecen, debido a que las interacciones entre los organismos vivos y la química de sus habitantes acuáticos son extremadamente complejas", explicó la experta.