Salud España , Valladolid, Viernes, 29 de octubre de 2010 a las 16:56

Una investigación profundizará en el genoma de las leucemias linfoblásticas agudas

Jesús María Hernández, del Centro de Investigación del Cáncer, recibe una beca para trabajar en esta línea con el uso de microarrays genómicos

Cristina G. Pedraz/DICYT Al año, se producen en España alrededor de 1.000 nuevos casos de tumores infantiles, de los cuales cerca de 300 son leucemias linfoblásticas agudas, el cáncer más frecuente en niños. Con el objetivo de mejorar el tratamiento de estos pacientes, la Fundación Sandra Ibarra de Solidadridad Frente al Cáncer ha entregado hoy en Valladolid una beca de 7.000 euros a Jesús María Hernández, del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca, quien plantea profundizar en el estudio de la leucemia linfoblástica aguda mediante microarrays genómicos. Como ha explicado a DiCYT, el centro lleva nueve años trabajando con microarrays y desde hace algunos años con microarrays de ADN, con los que son capaces “de analizar prácticamente todo el genoma de una tacada y ver la existencia de ganancias, pérdidas, alteraciones del genoma de la célula tumoral”, con el fin de comprobar si esas alteraciones tumorales distintas “pueden condicionar la refractariedad al tratamiento”.


Según ha detallado, pese a que entre el 80 y el 90 por ciento de los pequeños se cura con la quimioterapia, sin necesidad de un trasplante de médula, existe un grupo de afectados en los cuales la enfermedad se hace resistente. En ese caso la enfermedad se hace “intratable” y escapa al control médico. A través de la investigación planteada se busca “determinar qué tipo de alteraciones genéticas no se han observado hasta ahora dentro de esa leucemia”, lo que se puede llevar a cabo con una serie de metodologías de análisis genético de las cuales dispone en el CIC, como son los microarrays. Dentro de las leucemias agudas hay dos tipos principales: las linfoblásticas, cuyo origen se encuentra en los linfocitos; y las mieloblásticas, con base en las células mieloides de la sangre.


En el adulto lo más frecuente son las leucemias agudas mieloblásticas aunque existen casos de “adolescencia tardía”, como el de Sandra Ibarra, quien superó la enfermedad hace algunos años. Dentro de la leucemia aguda linfoblástica hay varios tipos, precisa el experto. Un tipo de clasificación se fundamenta en los tipos de linfocitos que tenemos, los linfocitos B y los linfocitos T; y otro en las características genéticas. “Cuando un tumor se produce en un organismo lo que hace generalmente es alterar el genoma de esa persona, de manera que estas alteraciones hacen convivir dos tipos de ADN dentro del mismo organismo, con lo que esto supone para la médula ósea”, apunta.


Tipología basada en transmutaciones


En este sentido, afirma que en la actualidad hay una clasificación de este tipo de leucemias fundamentada en las alteraciones genéticas, en la presencia de transmutaciones o lo que es lo mismo, “el intercambio de material genético entre dos cromosomas”. En este caso, existen muchos tipos dentro de la leucemia aguda linfoblástica.


“En los últimos dos o tres años se han realizado avances muy importantes para conocer qué es lo que está ocurriendo dentro de la leucemia aguda linfoblástica. Dentro de la propia enfermedad sabemos que hay una gran heterogeneidad, no todas las células son iguales y que dentro de ellas incluso se están produciendo alteraciones genéticas que originan que las células cambien”, subraya.


Al mismo tiempo, se están desarrollando nuevos fármacos para el tratamiento de esta enfermedad. Así, adaptan los tratamientos a cada uno de los enfermos, lo que se denomina “medicina personalizada”. “Intentamos determinar si una leucemia aguda es B o es T, saber si tiene la translocación 9-22, la 1-19 o cualquier otra, y una vez que o comprobamos hacemos una clasificación mucho más detallada de la enfermedad y podemos aplicar un tratamiento distinto”, añade. De este modo, si un enfermo sufre una leucemia aguda linfoblástica con translocación 9-22, que es muy poco frecuente en los niños y una de las más graves, “recibe tratamiento con inhibidor tirosina quinasa”; mientras que si tiene una translocación 8-14, se le trata “con anticuerpos monoclonales”, es decir, se individualiza la terapia.


II Beca de investigación


En el acto de entrega de la Beca Paula Estévez para la investigación de la leucemia linfoblástica aguda se ha presentado la Carrera Valladolid Solidaria, que se celebrará el próximo 14 de noviembre y que servirá para sufragar la beca que se entregue el próximo año. Sandra Ibarra, promotora de la Fundación que lleva su nombre para la Solidaridad frente al Cáncer, ha destacado que existen dos herramientas para combatir el cáncer: la investigación y la prevención. No obstante. Esta última no puede aplicarse en el caso de los niños, de manera que la única forma de luchar contra la leucemia “es apostar por la investigación”.