Una jornada actualiza la situación del patógeno ‘Eschericha coli’ y la seguridad alimentaria
CGP/DICYT Más de medio centenar de expertos ha participado hoy en las XI Jornadas de Seguridad Alimentaria organizadas por el Colegio Oficial de Veterinarios de Valladolid, que en esta ocasión han abordado un tema de plena actualidad, como es la situación del patógeno Eschericha coli en relación con la cadena alimentaria. Rufino Álamo Sanz, vicepresidente del Colegio y coordinador de las jornadas, ha explicado a DiCYT la importancia de estos encuentros científicos.
“Con motivo de la inquietud que ha generado el brote de Eschericha coli consideramos necesario hacer una reunión de naturaleza científica en la que debatir los conocimientos en torno al patógeno, que es el objetivo de la jornada”, ha subrayado. En este sentido, en el encuentro han participado como ponentes los mayores expertos en ‘Eschericha coli’ a nivel nacional, como Silvia Herrera León, del Centro nacional de Microbiología; o Azucena Mora, del Laboratorio de Referencia del patógeno en la Universidad de Santiago de Compostela.
Según ha recordado el organizador de las Jornadas, Eschericha coli “es un germen atrófico y se encuentra en el intestino de todos los mamíferos”. “Es imprescindible para que se realicen en el determinadas acciones que son fisiológicas, como la síntesis de algunos alimentos, pero algunas de estas variables son patógenas y originan problemas que pasan inadvertidos en los animales, pero que originan problemas en las personas que pueden resultar muy graves”, asegura.
Por su parte Jorge Llorente, director de la Agencia de Protección de la Salud y Seguridad Alimentaria de la Junta de Castilla y León, ha hecho hincapié en algunas certezas en torno al patógeno. “Estamos viviendo la emergencia de un patógeno y todos tenemos dudas en aspectos como su multiplicación o la gestión de las alertas. Quizá muchas de estas dudas no podamos resolverlas pero la comunidad científica realizará investigaciones para evitar nuevas sorpresas”, ha señalado.
Del mismo modo, Llorente ha destacado que la alerta alimentaria en Alemania ha servido para realizar un “ejercicio de autoexamen” en la Administración regional. “Viviendo desde la barrera un brote de este calibre hemos repasado y evaluado los sistemas de emisión de alertas y si los procedimientos establecidos son adecuados o no”, ha subrayado. En este sentido, ha resaltado que el objetivo de la gestión de alertas no es solo proteger la salud de los ciudadanos, también la economía de ciertos sectores que pueden verse afectados. “Aunque una sola persona o una empresa tenga un olvido todo el sector se ve afectado, por lo que es una gran responsabilidad”, añade.
A su juicio, el brote generado en Alemania ha reafirmado una serie de certezas en torno a la seguridad alimentaria como “que la seguridad cero no existe, que los patógenos buscan mecanismos para su supervivencia y que nadie está libre de que pueda surgir”. En la misma línea, ha indicado que la comunidad científica y los poderes públicos “deben tener una estrecha relación para estar preparados ante cualquier riesgo emergente”.
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En los últimos años se ha detectado un gran número de brotes, mayoritariamente en países anglosajones y Japón. En España, el primer caso de infección data del año 1986. Al tratarse de patógenos intestinales, las infecciones esporádicas resultan frecuentes. Las cepas de Escherichia coli verotoxigénicos son responsables de graves procesos patológicos en el hombre como la colitis hemorrágica. Además, cuando las toxinas pasan a la circulación, no sólo actúan a nivel intestinal, y originan fallos renales y cerebrales. No obstante, los tratamientos térmicos con una temperatura mayor a los 68 grados acaban con este tipo de bacterias tóxicas. Procesos convencionales como el cocinado o la pasteurización erradican la posibilidad de infecciones. Sin embargo, hay que extremar el cuidado con los vegetales que se consumen en fresco. |