Videojuegos inmersivos para regular las emociones de los niños y adolescentes
UPV/DICYT Evaluar la utilidad de los videojuegos inmersivos para regular las emociones de niños y adolescentes en un contexto de inducción emocional controlado. Este es el objetivo de un estudio que están desarrollando investigadores del LabHuman-I3BH de la Universitat Politècnica de València dirigidos por el catedrático Mariano Alcañiz con el apoyo de investigadores del grupo Labpsitec de la Universitat de València y la Universitat Jaume I, dirigidos por las catedráticas Rosa Baños y Cristina Botella, respectivamente; el estudio se enmarca en Gameteen, un proyecto cuyo objetivo final es la utilización de entornos inmersivos y persuasivos para la educación psicosocial de los jóvenes.
Durante estos días, los investigadores del LabHuman-I3BH están llevando a cabo una serie de pruebas con 40 participantes de la Escola d’Estiu de la Universitat Politècnica de València, cuyas edades están comprendidas entre los 9 y los 14 años.
“El objetivo del estudio consiste en investigar la utilización de tecnologías de interfaz hombre-máquina inmersivas y persuasivas, como los videojuegos y la sensorización cerebral, para la construcción de instrumentos de evaluación y entrenamiento de estrategias de regulación emocional en adolescentes. Este proyecto quiere dotar a los profesionales del sector de medios eficaces para la prevención de numerosos problemas emocionales y de comportamiento mediante la detección temprana de estrategias de regulación disfuncionales y el entrenamiento en estrategias de regulación adaptativas”, explica Beatriz Rey, investigadora de LabHuman-I3BH y profesora titular de la UPV.
Los participantes interactúan con un juego diseñado por los investigadores de la UPV para inducir una emoción determinada mediante la estimulación visual y auditiva. Incluye dos versiones: una primera para la inducción de alegría y otra para la de frustración. El juego de la alegría transcurre en un parque de atracciones, y se trata de una lluvia de globos que el participante tiene que explotar. Por otro lado, el juego de frustración transcurre en un terreno en el que hay unos agujeros de los que salen topos a una determinada velocidad. El objetivo es que el usuario golpee con una maza lo más rápido posible todos los topos que van saliendo para conseguir la máxima puntuación.
Asimismo, para poder enseñar y entrenar técnicas de regulación emocional los investigadores de la UPV han desarrollado dos mini-juegos que se integran en los anteriores y que se lanzan en función del estado del usuario. El primero consiste en enseñar una estrategia de respiración, donde el participante tiene que acompasar su ritmo respiratorio al ritmo ascendente y descendente de una pluma. El segundo es una estrategia de concentración en el que aparece por pantalla una secuencia de números aleatorios y a una velocidad elevada. El usuario tiene que pulsar solamente sobre todos los números que van apareciendo, a excepción del número que indicado por el sistema.
“Los estímulos usados y los mensajes de refuerzo que reciben los participantes fueron elegidos a conciencia para lograr un incremento de los niveles de alegría o frustración de los participantes. Después de cada juego, los participantes han de completar la segunda parte, centrada ya en ese aprendizaje de estrategias de respiración o concentración”, apunta Alejandro Rodríguez, investigador de LabHuman-I3BH de la UPV.
Durante el estudio, los investigadores monitorizan mediante un sistema comercial portable no invasivo utilizado para juegos la actividad cerebral de cada participante en el estudio, con el objetivo de medir cuál es su reacción ante los diferentes escenarios y acciones a los que se enfrenta en el juego.
Resultados preliminares
Según destacan los investigadores de LabHuman-I3BH de la Universitat Politècnica de València, los resultados preliminares obtenidos hasta el momento en el proyecto muestran que cumple con los objetivos para los que fue diseñado. “Actualmente nos encontramos analizando la influencia de las inducciones empleadas (alegría y frustración) en las activaciones registradas para las diferentes regiones cerebrales y estamos estudiando también el efecto que las técnicas de regulación emocional puedan tener sobre dichas activaciones”, concluye Beatriz Rey.