Analizan osamentas correspondientes a una etnia que habitó los canales patagónicos hace 2.000 años
CIEP/DICYT El Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP), encabezado por el arqueólogo e investigador asociado del Centro de Estudios del Hombre Austral de la Universidad de Magallanes, Omar Reyes, analiza osamentas correspondientes a una etnia que habitó los canales patagónicos hace 2.000 años. El estudio es parte de un proyecto Fondecyt que pretende caracterizar las muestras óseas clasificándolas por sexo, edad, presencia de enfermedades, forma de vida y tomar muestras de ADN para determinar si los llamados históricamente como Chono, tienen una diferenciación genética, bioantropológica y cultural respecto de los grupos canoeros de la zona Sur-Austral (Kaweskar y Yámana) o si están relacionados con grupos de filiación Huilliche procedentes del Archipiélago de Chiloé.
Dentro de los pueblos que habitaron el litoral el Chono es el menos estudiado, por ende no se tiene un conocimiento sistematizado sobre su forma de vida y relación con otros grupos. Este pueblo cazador recolector marino, es parte de los llamados “canoeros” y particularmente habitaron las islas y canales que componen la zona litoral de la Región de Aysén. Hace algún tiempo, han aumentado las investigaciones tendientes, tanto a develar el origen y forma de vida de este pueblo, como a preservar los hallazgos con fines patrimoniales resguardándolos del saqueo al que han sido sometidos.
El trabajo realizado en el laboratorio de arqueología del Centro de Investigación en Ecosistemas de la Patagonia (CIEP) es fundamental para las investigaciones arqueológicas en el litoral. El análisis pretende, mediante un examen macroscópico enfocado en revisar, observar, medir y fotografiar todos los huesos de la muestra, además de escanear los cráneos y tomar muestras de ADN, para aportar de manera significativa al conocimiento sobre los Chono y sus ancestros y su posible relación genética con otros grupos cazadores recolectores marinos, como los que habitan en la zona Sur-Austral (Kaweskar y Yámana) o al sur de Chiloé en la X región (Huilliche).
Como explica Reyes los osarios, saqueados y destruidos intensamente por gente sin conocimiento o simplemente por maldad, no han sido objeto de investigación sistemática, por ello la importancia de este sitio que, pese a ya estar intervenido y manipulado, tiene las condiciones para realizar un estudio bioantropológico integral. De esta manera, se podrán develar los misterios que giran en torno a este grupo étnico extinto en el siglo XVIII, del cual sólo se tienen antecedentes a través de los relatos escritos por los cronistas que recorrieron la zona litoral de Aysén.
La caracterización bioantropológica “comprende determinar el número de individuos, clasificar por sexo y edad, luego analizar cómo vivían, si hay presencia de enfermedades, etc. Eso lo complementamos con el trabajo que se hace en los sitios arqueológicos determinando cuál era su dieta mediante –en este caso- el análisis restos de fauna ubicados en los conchales y la cultura material recuperada”, señaló el arqueólogo.
Cabe señalar, que el equipo que está realizando este trabajo de laboratorio está compuesto por el citado arqueólogo, Constanza de la Fuente, quien realiza el escáner de los cráneos y recolecta muestras de ADN e Ismael Martínez, quien es conservador y arqueólogo y trabaja en el registro bioantropológico mediante la obtención y clasificación de fotografías en alta definición. Los análisis genéticos los realiza el Doctor Mauricio Moraga, en el Programa de Genética Humana del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
El hallazgo
El sitio prospectado por los arqueólogos corresponde a un osario situado en el Estero Sur del Seno Gala, en este lugar se levantaron desde la superficie los restos óseos correspondientes a 14 individuos, cuya data corresponde a 2.000 años de antigüedad aproximadamente, muy anterior a lo etnohistóricamente conocido como Chono.
El material recuperado, con la aprobación del Consejo de Monumentos Nacionales, corresponde a las osamentas expuestas en los pasillos de un gran reparo rocoso y que ya evidenciaban traslados, movimientos, pisoteos y fragmentaciones de origen humano. Se dejo la evidencia ósea presente en grietas y en sedimentos que necesitan ser excavados. Así, se logró aunar criterios para hacer una muestra representativa que se espera sea suficiente para esclarecer parte del pasado cultural de los canales patagónicos.
Finalmente, el arqueólogo expresó que dentro de estas investigaciones es muy importante extender los resultados a la comunidad de los lugares donde se realizan los levantamientos, por lo que luego que haga un estudio completo se va a llevar la información a los pobladores de Gala (comunidad próxima al sitio arqueológico) a través de trípticos, fotografías, documentos y charlas informativas que permitan darle un valor patrimonial al área, para luego conservarla en un lugar adecuado de resguardo con condiciones de humedad y temperatura controlada.