Científicos de la Universidad de Talca estudian cómo eliminar una plaga de las manzanas
UTALCA/DICYT La polilla de la manzana, que tantos dolores de cabeza da a los productores de frutas y, en especial, podría tener sus días contados en los huertos comerciales, gracias a una investigación que se desarrolla en el Laboratorio de Sanidad Vegetal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Talca. El estudio de la polilla de la manzana, que está presente también en perales y nogales, se inició hace alrededor de diez años en esta casa de estudios. La investigación actual, dirigida por el entomólogo Eduardo Fuentes, responde a un proyecto FONDECYT, de cuatro años de duración, que tiene la particularidad de incluir, por primera vez, un estudio de campo, para establecer la capacidad de la polilla de dispersarse a través del vuelo. Hasta ahora estas mediciones solo se habían realizado en laboratorio.
“Ésta es la principal zona productora de manzanas del país y la polilla es también la plaga principal que las afecta y, por lo tanto, es la principal causa de pérdida. Por eso nos concentramos en estudiar esta plaga”, manifestó Eduardo Fuentes, al comentar la importancia de investigar ese tema.
Gasto en insecticidas
Explicó que, para enfrentar el problema, los productores están obligados a hacer inversiones permanentes en aplicación de insecticidas, puesto que de lo contrario tendrían que eliminar toda la producción. “Es una plaga complicada de manejar y controlarla implica gasto Además, el uso de insecticidas representa un problema para el medio ambiente y para la salud de los trabajadores”, afirmó.
Por otra parte, las aplicaciones duran solo un tiempo porque los manzanos se reinfectan por la presencia de árboles caseros cercanos. “Entonces se necesita establecer una distancia recomendable entre el huerto comercial y los árboles caseros, sobre la base de la distancia que pueden cubrir machos y hembras”, acotó.
Otra de las complejidades, según explicó, radica en que se trata de una plaga cuarentenaria, que no está presente en todos los países a los que Chile exporta manzanas, por lo tanto se corre el riesgo del cierre de esos mercados, como ocurrió algunos años atrás con Taiwán y Panamá, luego que se detectaran larvas vivas en la fruta.
Capacidad de vuelo
Las nuevas investigaciones permitirán evaluar la capacidad de los insectos de dispersarse en el campo a través del vuelo, lo que implica hacer un trabajo de campo, diferente a lo que se ha logrado hasta ahora en otros países, con resultados basados en ambientes de laboratorio.
Para ello se marcarán las polillas con sustancias no tóxicas, que pueden ser proteínas de alimentos. “Lo que haremos será marcar los árboles sospechosos de ser hospederos de polillas, las que al llegar a un árbol de un huerto comercial serán detectadas por esa marcación”, precisó.
Según esas mediciones de laboratorio, la hembra puede llegar a volar 10 kilómetros, pero según Eduardo Fuentes, esa distancia puede ser menor en campo, debido al viento u otros factores.
Confusión sexual
Un sistema de control que mencionó el investigador es el de confusión sexual con feromonas sintetizadas artificialmente para confundir a los machos e impedir que éstos encuentren a la hembra. La gran ventaja es que no hay que usar insecticidas.
Respecto a los árboles hospederos que se encuentran en las cercanías de huertos comerciales, observó que en países como Brasil se les elimina y se ofrece a sus dueños plantar en su reemplazo un limonero, que no es sensible a esa plaga.
En el proyecto, de cuatro años de duración, participan también el tesista de doctorado Wilson Barros y el académico Blas Lavandero, del Instituto de Biología Vegetal y Biotecnología, quien está encargado de medir las alas de las polillas, con el objeto de determinar si algunas vuelan más que otras, diferencia relevante si se considera que las hembras son claves porque portan los huevos.