El agroterrorismo extiende la guerra a los campos de cultivo
MJF/DICYT El agroterrorismo es un término que se utiliza para definir todas aquellas tácticas ofensivas que recurren al empleo de toxinas y microorganismos para contaminar los cultivos de un determinado país. El IV Congreso de Fisiología Vegetal Aplicada ha abordado en su jornada de hoy este tipo de guerra biológica como una nueva forma de ataque indirecto contra el enemigo mediante la devastación de sus cosechas.
El agroterrorismo se realiza mediante la propagación de diversos patógenos y plagas de insectos que pueden dañar la producción agrícola de un país. Entre los cultivos más vulnerables a este tipo de ataques se encuentran los de cereales, árboles frutales, verduras y tubérculos, que pueden llegar a ocasionar hambrunas en la población en caso de escasez de los mismos y llegar a estrangular la economía del país, con lo que se cumplirían los objetivos marcados por el agroterrorismo.
Iago Linares y Marta Elena Viyeira son dos de los alumnos de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales que han realizado la exposición de este fenómeno dentro del IV Congreso de Fisiología Vegetal Aplicada. Los dos han exlicado que el agroterrorismo intenta extender una plaga en un país en la que no estén acostumbrados a ella y que se puede realizar en forma de insectos, bacterias y virus. Según aseguran, es una táctica que ya ha sido empleada por países como Estados Unidos en los años 70 contra Nicaragua y contra los cultivos de Vietnam en los 60.
Estos dos estudiantes han documentado y preparado el tema bajo la supervisión del profesor del Área de Fisiología Vegetal de la Universidad de León, José Luis Acebes. Según afirman, los ataques biológicos de este tipo pueden a llegar a inutilizar los terrenos durante años en función de la persistencia de la toxina propagada.
Transgénicos contra las plagas
Al lado de Linares y Viyeira, la alumna Lorena López explica la creación de plantas transgénicas resistentes a insectos. Según detalla, este proceso consiste en introducir el gen de una bacteria, como la Bacillus Thuringiensis, en el genoma de la planta. Este gen codifica una proteína de manera que, cuando el insecto come la planta, su instentino cristaliza la proteína y muere, según ha indicado.
Lorena López señala que este tipo de técnicas se utilizan en España sobre todo en cultivos de maíz, pero también se emplean en los de algodón y soja como una modalidad de insecticida biológico. Según asegura, no se conocen efectos negativos de este tipo de creación de cultivos transgénicos, aunque a día de hoy generan todavía muchas reticencias entre los agricultores.
El análisis de los metabolitos como componentes naturales de las plantas para su defensa propia contra plagas ha sido el tema elegido por otros dos alumnos de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales, Lucía Lavín y Ramón Molero. En concreto, han expuesto las valiososa propiedades del Árbol de Neem como insecticida natural. Según aseguran, esta planta contiene componentes que actúan como repelente de insectos e inhibe todo tipo de metamorfosis que incentivan el desarrollo de los insectos. Desde el punto de vista ambiental, señalan que este árbol de origen indio es capaz de purificar el oxígeno y, desde el punto de vista comercial, permite la obtención de multitud de productos como cremas, jabones y champús para repeler los insectos.
El IV Congreso de Fisiología Vegetal Aplicada sigue su curso mañana con una visita a dos viveros de plantas para continuar el lunes con una mesa redonda sobre nuevas estrategias en la producción agraria y finalizar el martes con la exposición de conclusiones.