Salud España , Salamanca, Martes, 21 de mayo de 2013 a las 17:58

El reto de conjugar investigaci贸n y atenci贸n en alzh茅imer

La Reina Sof铆a preside en Salamanca el simposio internacional 'Avances en la investigaci贸n sociosanitaria en la enfermedad de Alzheimer'

JPA/DICYT La Reina Sofía ha presidido hoy en Salamanca el I Simposio Internacional ‘Avances en la investigación sociosanitaria en la enfermedad de Alzheimer’, que ha reunido expertos nacionales e internacionales convocados por la Fundación General de la Universidad de Salamanca para debatir presentar avances en torno a cuestiones como las terapias no farmacológicas, que permiten mejorar la vida de los enfermos con demencias con una base científica.

 

En la inauguración oficial, la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, destacó el trabajo que se realiza en Salamanca en el Centro de Referencia Estatal (CRE) de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y Otras Demencias, recordando la importancia del problema al señalar que en 2050 el 32% de la población española tendrá más de 65 años. En este sentido, mostró su optimismo por el desarrollo de nuevas terapias y, aunque advirtió de que “queda mucho camino por recorrer”, aseguró que en un futuro cercano serán posibles “mejores diagnósticos y tratamientos”, en palabras recogidas por DiCYT.

 

Para el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, la cita de hoy era “un encuentro científico de gran trascendencia humana”. Según explicó, “en los últimos años se han producido importantes avances en la investigación básica y clínica sobre esta compleja enfermedad”, de manera que “cada vez conocemos mejor la evolución de un cerebro que se deteriora y las limitaciones a las que se enfrentan los enfermos”. Sin embargo, “hace falta seguir avanzando en la investigación sociosanitaria” para mejorar la calidad de vida de los afectados y de sus familias. En opinión de Herrera, “es posible vincular el campo de la investigación y el de la atención profesional y cotidiana a los enfermos y sus familiares”.

 

Daniel Hernández Ruipérez, rector de la Universidad de Salamanca, destacó los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología, que indican que 800.000 personas sufren alzhéimer en la actualidad en España y que esta cifra llegará a 1.500.000 en 2050. En zonas con una población envejecida, como es el caso de Salamanca, la preocupación es aún mayor, por eso, la institución académica salmantina ha apostado por el proyecto ‘Espacio Transfronterizo sobre el Envejecimiento’, en el que se enmarca esta jornada y que conjuga “investigación y mejoras para los ciudadanos”. El rector ha destacado que “en la investigación radica la esperanza de la superación de esta crisis que este gran país va a conseguir”. Para el alcalde de Salamanca, “poner en común los avances” que logran los investigadores en foros como éste también es “un acto de solidaridad”, según expresó.

 

Preocupación por el diagnóstico

 

El simposio contó con figuras internacionales, como Bruno Dubois, de la Federación de Neurología del Hôpital Pitié Salpêtrière (París, Francia), que habló de cambio un visión de la enfermedad desde el punto de vista del diagnóstico, que pasará a estar basado en biomarcadores característicos del alzhéimer que se obtendrán gracias a las imágenes que ofrecen nuevas técnicas como la resonancia magnética, la tomografía por emisión de positrones (PET) o los análisis del líquido cefalorraquídeo y que permitirán en un futuro detectar la enfermedad mucho antes que en ahora, cuando el diagnóstico definitivo sólo es seguro ‘post mortem’.
Por su parte, Pablo Martínez Lage, de la Fundación CITA-Alzheimer, ha señalado que ese diagnóstico precoz encuentra también otros problemas, como “la falta de educación sanitaria de la población para la detección de los primeros síntomas”, el propio sistema sanitario o la aparición de deterioros cognitivos leves que no se relacionan con una fase inicial del alzhéimer.

 

Otras ponencias se han fijado en aspectos más sociales de la enfermedad. Mary Mittelman, del Langome Medical Center de la Universidad de Nueva York, ha analizado el papel del familiar cuidador y la conveniencia de programas de intervención psicosocial destinados a los mismos, para lo que ha puesto como ejemplo el programa de ‘Intervención para el Cuidador de la Universidad de Nueva York’, evaluado durante más de dos décadas mediante un proceso aleatorio controlado, demostrando múltiples beneficios tanto para la propia persona con demencia como para su cuidador. En una línea similar, Nikki Squelch, de Alzheimer’s Society Uk (Reino Unido), ha sido la ponente principal y ha presentado el programa ‘Dementia Friends’ (Amigos de la Demencia), que trabaja por la creación de comunidades amigas de la demencia a lo largo del Reino Unido, “un objetivo estratégico dentro del área global de trabajo de la Sociedad de Alzheimer”.

 

 

El éxito de las terapias no farmacológicas 

 

Cuando se habla de investigación sociosanitaria en alzhéimer, son claves las terapias no farmacológicas que se llevan a cabo, por ejemplo, en el Centro de Referencia Estatal (CRE) de Atención a Personas con Enfermedad de Alzheimer y Otras Demencias de Salamanca. Javier Olazarán, del Centro Alzhéimer de la Fundación Reina Sofía es uno de los investigadores de referencia en este campo y ha protagonizado hoy una de las sesiones el encuentro.


“Las terapias no farmacológicas son intervenciones no químicas, teóricamente sustentadas, basadas en un diagnóstico previo y replicables que demuestran mediante datos científicos que son eficaces en terrenos que llamamos clínicamente relevantes, es decir, perceptibles para la persona con demencia, su cuidador o la sociedad”, ha explicado en declaraciones a DiCYT.

 

Lo que diferenciaría una terapia no farmacológica de los cuidados habituales a una persona con demencia es que ha demostrado tener un beneficio clínico y es replicable. “Muchas terapias no farmacológicas ya se van incorporando a los cuidados y hoy nadie diría que es una terapia no farmacológica decirle a una persona con demencia que cada dos o tres horas tiene que ir al cuarto de baño, pero esto en su día se demostró: si mantienes el estímulo constante de decirle a la persona con demencia, que olvida ya que tiene que hacer sus necesidades, que vaya cada dos o tres horas al baño, consigues mantener la autonomía en esa función y eso se ha demostrado con estudios controlados con grupos que no reciben la intervención, en definitiva, desde una perspectiva científica”, aclara.


Este tipo de terapias cada vez son más especializadas y se enfocan a resolver problemas concretos. Por ejemplo, la música puede resolver situaciones de agitación propias de las personas con demencia como los chillidos o el caminar sin control, pero es necesario estudiar qué tipo de música y en qué circunstancias se puede aplicar para después integrarla dentro del modelo de cuidados globales.

 

“Se pretenden aliviar los problemas que conllevan más sufrimiento o más pérdida de dignidad”, indica Javier Olazarán. Por ejemplo, restaurar la funcionalidad en un nivel básico pero que permita autonomía en cuestiones importantes para la persona, como ser capaz de vestirse o asearse además de fomentar actividades que generan mucho bienestar y autoestima.


“Si reorganizas la actividad a un nivel que el cerebro sea capaz de asumir, esto va a provocar un refuerzo de los circuitos neuronales integrados en esa actividad y, probablemente, el readaptar la función sea al final, incluso desde la perspectiva biológica, el mecanismo más poderoso para enlentecer los procesos de degeneración neuronal, pero las terapias no farmacológicas no pretenden eso, pretenden y de hecho ya demuestran que se pueden mejorar aspectos muy concretos que inciden muy claramente de manera positiva en la calidad de vida”.

 

La investigación que se desarrolla en España en este tipo de terapias es puntera en el mundo y uno de los centros que la llevan a cabo es el CRE Alzheimer de Salamanca. “Iniciativas como las del CRE no son frecuentes, hace algo realmente novedoso, que es intentar centralizar y coordinar la perspectiva psicosocial en el tratamiento de las personas con demencia”, asegura Javier Olazarán, que recuerda el trabajo que desarrolla el centro con diversas fundaciones y asociaciones de familiares. “Existe ya una red implícita de intercambio de conocimiento y los centros de referencia impulsan mucho el campo, un ejemplo es el simposio que estamos celebrando hoy, que es capaz de concitar el interés de toda la sociedad”.

 

Ante el fracaso de los fármacos que se estaban probando para el alzhéimer y con “falta de perspectivas a corto y medio plazo en ese sentido”, la investigación en terapias no farmacológicas es la referencia más palpable e inmediata, como demuestran investigaciones como las del profesor de la Universidad de Salamanca Francisco Ramos, que gracias a la consola de videojuegos Wii, de Nintendo, ha realizado recientemente un estudio en el que consigue mejoras en capacidades cognitivas y funcionales, según ha citado Javier Olarzarán.