El reto de desarrollar implantes cocleares más baratos para que sean más asequibles
JPA/DICYT El pasado mes de septiembre, los científicos Blake Wilson, Graeme Clark e Ingeborg Hochmair reciben hoy en Nueva York el premio Albert Lasker, considerado el ‘Nobel estadounidense’ por sus decisivas aportaciones para el desarrollo de los implantes cocleares, dispositivos que han permitido que miles de personas recuperen la audición. Uno de ellos, Blake Wilson, está hoy en Salamanca para impartir una conferencia en el Instituto de Neurociencias de Castilla y León (INCYL) de la Universidad de Salamanca, centro con el que colabora activamente, con el objetivo de mostrar las últimas novedades en este campo.
El prestigioso investigador estadounidense lleva unos 12 años en contacto con el equipo de Enrique López Poveda, del INCYL, al que conoció “en el aeropuerto de Madrid” tras interesarse por la utilidad que uno de sus trabajos científicos podía tener para el desarrollo de los implantes cocleares. Desde entonces, han desarrollado un trabajo en común para mejorar los procesadores de sonido que permiten fabricar implantes más eficaces, según las declaraciones de ambos recogidas por DiCYT.
Wilson ha explicado que la estrategia se basa en la estimulación eléctrica del nervio auditivo, lo que ha permitido que en los últimos 20 años se haya vivido una auténtica revolución: las personas que sufrían una sordera total han conseguido una audición con una calidad bastante buena. El logro ha sido posible gracias al esfuerzo de muchos científicos y tecnólogos de diversas áreas, desde la otología a la cirugía, pasando por la ingeniería electrónica y la ingeniería de materiales. De esta manera, miles de personas sordas han conseguido llevar una vida normal.
“El implante coclear actual es un milagro de la ciencia y de la tecnología”, ha señalado Wilson, que al principio se encontró con numerosas reticencias. Por una parte, la propia comunidad científica consideraba imposible que la estimulación eléctrica pudiese restituir la audición. Por otra parte, los pacientes y sus familiares no veían claras las ventajas de una tecnología que parecía proporcionar una comunicación de calidad inferior al lenguaje de signos y que podía romper la cohesión de la comunidad que forman los afectados.
Sin embargo, los buenos resultados que ofrecen los actuales implantes cocleares han convencido a unos y otros, pero los científicos aún no se dan por satisfechos, puesto que la tecnología aún es susceptible de mejoras, principalmente en dos aspectos. En primer lugar, los implantes cocleares no permiten distinguir bien los sonidos en entornos ruidosos, de manera que las personas que los llevan tienen dificultades, por ejemplo, para seguir una conversación en un restaurante con mucha gente. Por otra, tampoco son buenos para apreciar sonidos más complejos que el habla humana, como la música.
Proyecto del INCYL
En este intento de perfeccionamiento entra el trabajo del INCYL, que en la actualidad lidera un proyecto en el que colabora Wilson y la empresa MED-EL. “Los implantes cocleares no reproducen fielmente el funcionamiento del oído humano, pero nuestros modelos computacionales sí, así que intentamos aplicarlos al desarrollo de esta tecnología”, señala Enrique López Poveda. Las ideas de los científicos de Salamanca se podrán ver plasmadas en un futuro cercano en nuevos prototipos con mejores prestaciones, según han explicado los dos investigadores.
En cualquier caso, los avances científicos y tecnológicos que han permitido crear buenos implantes cocleares están llegando apenas a un 2% de la población mundial. De los 25 millones de personas que necesitarían estos dispositivos, sólo lo tienen 325.000 y la principal razón es que su coste es muy elevado. Por eso, “en los países en vía de desarrollo aún son una rareza”. Como en el caso de muchas otras tecnologías, que con el paso del tiempo van siendo más baratas, uno de los retos que se plantean los científicos y tecnólogos, entre ellos el propio Wilson, es ser capaces de desarrollar implante cocleares con un menor coste, de manera que pueden ser asequibles para muchas más personas.
En opinión de Poveda, además de haber obtenido el premio Lasker, la candidatura de Blake Wilson al Nobel de Medicina “ya es una realidad o lo será en el futuro” por sus enormes contribuciones al desarrollo de procesadores de sonido para implantes cocleares.