Ciencias Sociales España , Valladolid, Jueves, 02 de marzo de 2006 a las 18:22

El tráfico ilegal de animales y la introducción de especies en nuevos hábitats, principales causas de la pérdida de biodiversidad

El Museo de la Ciencia inaugura una exposición sobre las amenazas de la flora y la fauna mundial

BGA/DICYT La biodiversidad es entendida por los expertos como un puzzle inmenso formado por infinidad de piezas únicas e irrepetibles que se ensamblan unas con otras y evolucionan a lo largo de miles de años. En la actualidad el tráfico ilegal de animales y la introducción de especies no autóctonas amenazan de manera grave la biodiversidad mundial. Para explicar esta situación y las medidas de lucha que se han adoptado, el Museo de la Ciencia de Valladolid acoge desde hoy una muestra titulada Biodiversidad Amenzada.

En la exposición se muestra cómo estas dos actividades se han visto favorecidas por los avances tecnológicos y el desarrollo de los medios de transporte, así como por la demanda de mascotas, productos manufacturados, maderas exóticas y plantas ornamentales por parte de los países desarrollados. Según indicó el comisario de la exposición y Premio Castilla y León de Medio Ambiente, Eduardo Grande, acabar con esta pérdida de biodiversidad “no es solo una cuestión de los responsables políticos, si no que también deben colaborar los particulares”, ya que son los principales consumidores de este tipo de animales.

Grande recordó que el tráfico de especies protegidas, tanto animales como de flora, “es ya el tercer mercado ilegal del mundo en cuando al dinero que maneja, solo por detrás del tráfico de drogas y el de armas”. Según explica, este mercado ilegal alcanza los 20.000 millones de dólares anuales.

En la presentación de la exposición, cedida por el Museo del Agua de Murcia, y que permanecerá en Valladolid durante un mes, estuvieron presentes también el alcalde de Valladolid, Francisco Javier León de la Riva; el director general de Turismo, Jesús Rodríguez; el director del Museo, José Antonio Gil, y el director general de Medio Natural, Mariano Torre, quien incidió en la necesidad de concienciar de que “todos podemos hacer algo por la biodiversidad” y apuntó que Castilla y León cuenta con 396 especies de vertebrados y algunas especies amenazadas de extinción, como el Oso pardo o el Águila imperial, que se están recuperando.

 

Animales incautados

Durante el acto, también se recordó la figura de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), formada en 1975 y suscrita por 160 países con el objetivo de proteger esta biodiversidad, y que tienen en su lista unas 30.000 especies.

La muestra incluye animales disecados, pieles y otros objetos requisados tanto por el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) como por los Servicios de Vigilancia Aduana, que dan una idea de cómo se trasladas las especies y el sufrimiento que se les infringe para hacerlas llegar a otros países.

Asimismo incluye paneles explicativos que explican como la vida media de una especie en la Tierra oscila entre uno y diez millones de años y la biodiversidad actual es resultado de las diferentes especies gestadas en el planeta durante 4.000 millones de años. Igualmente, recuerdan que las especies presentes en la actualidad sobre la Tierra, solo representan un 5% de la biodiversidad total que ha debido de existir en la historia del planeta.

 

 

Hasta 60.000 euros por un loro azul de Brasil
Los datos que se manejan sobre el comercio ilegal de especies señalan que anualmente se comercializan 140.000 colmillos de elefante, 50.000 primates, 10 millones de pieles de reptiles, 15 millones de pieles de mamíferos, 1’1 millones de aves vivas, 9 millones de orquídeas, 7 millones de cactus, 600 millones de peces tropicales y dos toneladas de coral.

En cuanto a los precios, también se manejan cifras elevadas como el pago de hasta 60.000 euros por un loro azul de Brasil, hasta 54.000 euros por un kilogramo de cuerno de rinoceronte, 20.000 euros por un mico león dorado, 32.000 euros por un gramo de veneno liofilizado de serpiente de coral o los 1.500 euros que se han llegado a pagar por un ejemplar de boa constrictor.