Tecnología España Briviesca, Burgos, Viernes, 13 de octubre de 2006 a las 17:47

Granja Sagredo de Briviesca invierte 1'2 millones de euros en modernizar sus instalaciones

Ha reinvertido parte de los beneficios obtenidos por la empresa en los últimos ejercicios

SC/DICYT La reinversión en I+D+i de buena parte los beneficios obtenidos durante años, así como las subvenciones recibidas, en este caso de la Asociación de Desarrollo Rural Adeco-Bureba, han sido las dos principales fuentes de ingresos que ha tenido la empresa Granja Sagredo para transformar sus instalaciones y dar el salto de una granja tradicional a una planta informatizada y automatizada.

Sobre una superficie total de 6.000 metros, esta empresa familiar de segunda generación en la que trabajan ocho personas afrontó hace ahora dos años y medio la mayor transformación industrial desde su fundación, hace más de ocho décadas.


El gerente de la empresa, José Sagredo, reconoce que parte del mérito de esta gran transformación está también en el fundador de la empresa, su padre, ya que "ha realizado un esfuerzo de renovación con el paso de los años para ir mejorando e innovando en la medida de lo posible", y apunta que "él empezó cogiendo los huevos a mano y ahora no se extraña al ver como una máquina los manipula, pinta, empaqueta y precinta".


Sagredo asegura que "la inversión realizada ronda los 1'2 millones de euros" y añade que "además de una importantísima inversión económica, la transformación supuso también una inversión en personal", ya que "de los cinco trabajadores que estábamos hace tres años hemos pasado a ocho".

Sagredo, quién se define como un "autodidacta de su profesión", califica de erróneo el planteamiento que en ocasiones se suele hacer de que "la inversión en tecnología y máquinas más modernas va a suponer la eliminación de puestos de trabajo". Eso es algo con lo que no está de acuerdo, ya que, según explica, "al tratarse del sector alimentario, cuanto más innovas en tecnología más exigentes son las normativas de sanidad nacionales y europeas y más personal se necesita para hacerlas frente".

 

Detector de fisuras

 

El proceso productivo con los huevos comienza cuando son puestos en la jaula y caen a una cinta. "Al estar todo automatizado", explica Sagredo, "se activan los mecanismos transportadores y los huevos van saliendo de las cintas a un transportador y de éste, automáticamente, a la máquina que los revisa". El software que coordina todas las fases de la línea de producción es el que permite a esta máquina detectar los huevos que están en mal estado, gracias a un detector de fisuras. Los que pasan esta fase, "que antes realizábamos a mano mirando los huevos uno a uno", matiza Sagredo, acceden mediante otra cinta transportadora a la máquina de envasado. El mismo sistema informático posibilita que la máquina pueda envasarlos de la forma deseada pero, antes de esto, "las máquinas de pintado ponen la tinta sobre el huevo y también en el propio estuche contenedor, donde deben aparecer los datos a los que obliga la ley como la fecha de envasado y la de caducidad, el código del huevo, el número de explotación de la granja y la provincia a la que pertenece".


Por último, el estuche pasa a la fase de etiquetado y, automáticamente, "a otro almacén receptor equipado con sistemas de temperatura controlado (no pasa de los 18 grados) para ir a los vehículos isotermos y ser distribuido". Una de las mejoras sobre la que más llama la atención el gerente de Granja Sagredo, además de la automatización de la línea de producción, radica en "el importante cambio experimentado con la puesta en marcha del nuevo centro de clasificación". Unas instalaciones que "además de cumplir con todas las exigencias de sanidad y consumo son mucho más operativas y fiables".

 

Otro cambio destacable es el experimentado por la planta en la que se encuentran las gallinas ponedoras. "No tiene nada que ver con la situación anterior", asegura José Sagredo, quien no duda en reconocer que "la automatización de la empresa nos ha permitido contar con un mayor grado de asepsia". Actualmente la empresa es capaz de producir hasta 80.000 huevos al día empaquetados y listos para sacar al mercado, que comprende Burgos, Bilbao y La Rioja.