Salud Panamá Panamá, Panamá, Jueves, 13 de noviembre de 2008 a las 20:09

Investigadores panameños estudiarán el uso de frecuencias de microondas para tratar la malaria

El Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología cuenta con 100.000 dólares donados por la Fundación Gates para realizar la investigación

Eva Aguilar/DICYT Un grupo de investigadores del Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología de Panamá (INDICASAT-AIP) y de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, pondrán a prueba el uso de frecuencias de microondas para atacar los depósitos de hierro del parásito que produce la malaria, una técnica novedosa que, de resultar exitosa, podría eliminar el uso de drogas y reducir los costos del tratamiento de la enfermedad.

 

La malaria, una enfermedad que mata a un millón de personas cada año en las zonas más pobres del planeta, es producida por las cuatro especies del parásito Plasmodium, cuyo vector son las diversas variedades de mosquito Anopheles. Una vez que el Anopheles pica a la persona y le inyecta el parásito, este ataca los glóbulos rojos y degrada la hemoglobina. Sin embargo, el hierro contenido en esta proteína le resulta tóxico al parásito, por lo que este necesita deshacerse del metal para continuar su ciclo de infección. Esto lo logra al hacer que el hierro pase a formar parte de un cristal que se conoce como hemozoina. Las propiedades magnéticas de la hemozoina han probado ser efectivas para identificar la presencia de malaria en pacientes, mediante el uso de tecnología magneto-óptica. Y ahora podrían servir incluso para atacar las células infectadas.

 

"En este cristal, el hierro tiene un estado químico diferente al que tiene en la hemoglobina, lo cual le confiere características físico-químicas distintas. Por lo tanto, nuestra teoría es que también su capacidad de absorber la radiación de microondas va a ser diferente a la que tiene en la hemoglobina", explicó a DiCYT Carmenza Spadafora, investigadora en INDICASAT-AIP y miembro del equipo que empezará el estudio a principios del 2009. Esa diferencia en las propiedades del hierro, agrega la investigadora, sería utilizada para que sean sólo las células infectadas con malaria, y no las sanas, las que absorban el calor producido por la radiación.

 

Spadafora, quien realizó su doctorado en Biología Molecular y Farmacología en el Instituto de Parasitología López-Neyra de Granada (España), concibió la idea mientras realizaba un postdoctorado en el Walter Reed Army Institute of Research en Washington, D.C. Allí la investigadora utilizaba la diferencia en las propiedades magnéticas de las células infectadas con malaria para separarlas de las que no lo estaban, mediante el uso de un potente magneto.

 

Técnica de aplicación global

 

Si bien la malaria es una enfermedad que puede prevenirse con el uso de insecticidas y de mosquiteros tratados con sustancias que matan al vector, además de que existen medicamentos para tratar a las personas infectadas, tanto el mosquito como el parásito han demostrado ser muy eficientes a la hora de generar resistencia a cada nuevo método que los científicos y la comunidad médica producen para combatirlos.

 

"Nuestra propuesta es novedosa porque, de estar en lo cierto, los pacientes podrían ser tratados con una leve radiación de microondas y se curarían sin necesidad de tomar ninguna droga”, señala Spadafora. "Además, el costo por paciente bajaría a niveles asequibles para los países más pobres, ya que la radiación por microondas es relativamente barata".

 

La posibilidad de una aplicación global de la técnica ha sido precisamente la razón por la que la Fundación Bill & Melinda Gates decidió incluirla en la lista de los 105 beneficiarios de la primera ronda del programa Grand Challenges Explorations, una iniciativa de cinco años y 100 millones de dólares destinada a encaminar rápidamente investigaciones prometedoras que se encuentran en sus primeras fases.

 

Spadafora y sus dos colaboradores de la Universidad de Pensilvania, uno de los cuales también es panameño, utilizarán los 100.000 dólares donados por el programa de la Fundación Gates para llevar a cabo la primera fase de su proyecto, para la cual deben armarse con equipo de laboratorio, aparatos, personal técnico, reactivos e insumos (entre los que se incluye sangre humana) para mantener vivo el parásito.

 

En caso de que la técnica resultara exitosa en el laboratorio, los investigadores tendrían suficiente argumento para aplicar una segunda vez al programa de la Fundación Gates, recibir más ayuda, y pasar a las pruebas en ratones y primates.

 

"Si la fase preclínica también saliera bien, aún haría falta otros pasos antes de llegar a tener un aparato de frecuencia de microondas en un centro de salud", cuenta Carmenza Spadafora. "Pero si llegamos allí, imagino un aparato como un escáner que pasa sobre el cuerpo del paciente moviéndose desde la cabeza hasta los pies. Aunque eso es sólo una idea de cómo podría funcionar. Ahora tenemos que concentrarnos en probar nuestra hipótesis in vitro".