La Universidad de León pone en marcha una investigación sobre el uso del té de compost como pesticida
MJF/DICYT El profesor del Departamento de Física y Química de la Universidad de León Ángel Aller Urdiales ha iniciado una investigación titulada Procesos de mejora en el biotratamiento de la materia orgánica residual. Fabricación de té de compost, que ha sido subvencionada por el Programa de Apoyo a la Investigación de la Junta de Castilla y León. El estudio plantea el aprovechamiento de los efectos producidos por la microbiología positiva para fabricar té de compost como aplicación de pesticida.
El profesor leonés ha explicado a DICYT que, en el proceso de compostaje a partir de materias orgánicas residuales para obtener abonos útiles en la agricultura, interviene una amplia gama microbiana que se divide en microbiología positiva y negativa en función de sus efectos. Según precisa, la investigación que lleva a cabo pretende aprovechar las ventajas que ofrece la de tipo positivo para favorecer la degradación de la materia orgánica.
Ángel Aller detalla que la microbiología negativa es más habitual que la positiva, pero esta última contiene altas concentraciones de microorganismos aeróbicos que ofrecen grandes posibilidades de biodegradación de la materia orgánica. Desde este punto de partida, la investigación propone aprovechar las ventajas de estos microorganismos para fabricar té de compost, o lo que es lo mismo, compost en estado líquido después de haber sido sometido a un proceso de fermentación.
Aller señala que el té de compost presenta numerosas ventajas sobre el compost habitual compacto, ya que resulta más eficaz y ofrece un mayor número de aplicaciones gracias a su estado líquido como su introducción en los sistemas de riego. Según precisa, ha sido menos utilizado que el habitual a pesar de sus ventajas porque se ha realizado poca investigación en este ámbito.
En cuanto a las aplicaciones que permite realizar el té de compost, Ángel Aller detalla que puede ser utilizado como fertilizante y pesticida y que la investigación se centra precisamente en aprovechar las propiedades que ofrece como agente pesticida.
La investigación cuenta con una financiación de 9.000 euros para un periodo de duración inicial de dos años. A este respecto, el profesor Aller señala que esta inversión resulta insuficiente por el alto coste de los procesos requeridos y también estima que podría prolongarse durante más tiempo que los dos años para los que ha sido subvencionada en un principio.