Technology Spain , Salamanca, Monday, February 28 of 2005, 14:31

La Universidad de Salamanca contará con el primer laboratorio de bajas temperaturas de Castilla y León

Las instalaciones favorecerán el desarrollo de estudios en ámbitos estratégicos como la Nanoelectrónica y las telecomunicaciones

Ana Victoria Pérez/DICYT La Facultad de Ciencias de la Universidad de Salamanca alberga las instalaciones en las que se está montando el primer laboratorio de bajas temperaturas de Castilla y León. Se trata de una instalación tecnológica de gran precisión que permitirá desarrollar estudios en áreas estratégicas como la nanoelectrónica, el ámbito sanitario, la industria aeroespacial o el área de las telecomunicaciones. Según ha señalado Enrique Díez, investigador de la Universidad de Salamanca y responsable del laboratorio, "cuando haya concluido la instalación, en un plazo de tres años, sólo habrá otros dos centros de estas características en España".

El laboratorio de bajas temperaturas, estará integrado en el parque científico de la institución académica salmantina, y servirá para estudiar las propiedades físicas de determinados nanomateriales. Dichos materiales están constituídos por partículas con tamaños que rondan la millonésima parte de un milímetro, y en las que los enlaces físicos que los unen tienen comportamientos poco habituales. Se trata de materiales que pueden ser excepcionales conductores de energía, como los nanodispositivos electrónicos de alta frecuencia, actualmente utilizados en el desarrollo de la fibra óptica o las comunicaciones móviles. En otras ocasiones estos materiales destacan por sus cualidades ópticas, como los utilizados para construir el láser de infrarrojo lejano, con el que se intenta sustituir a los rayos X en las pruebas médicas, al ser más preciso y menos lesivo.

Cuando estos materiales se encuentran a muy bajas temperaturas y con campos magnéticos muy potentes, es más sencillo estudiar sus propiedades físicas. Por este motivo, se hace necesario contar con un laboratorio de bajas temperaturas si se quiere desarrollar investigaciones competitivas en el sector nanotecnológico.

Según Enrique Díez, "cuando el laboratorio salmantino esté terminado, en él se podrán alcanzar temperaturas de menos 272 grados centígrados (-272ºC), tan sólo siete milésimas de grado por encima de lo que se considera cero absoluto. En cuanto a los campos magnéticos, esperamos poder generar hasta 20 teslas, lo que equivale a 200.000 veces el campo magnético de la Tierra". Para alcanzar esas condiciones extremas la instalación contará con refrigeradores de dilución en los que se mezclan isótopos de helio 3 y helio 4, y varias bombas de vacío que permiten generar los campos magnéticos.

"Calculamos que el montaje del laboratorio, una vez terminado, rondará los 800.000 euros, y su funcionamiento será más barato gracias a la colaboración de la empresa Lucent Technologies, perteneciente a los Laboratorios Bell, que será la encargada de proporcionar las muestras de materiales con las que se van a trabajar. Se trata de una contribución importante, ya que el precio de cada una de estas muestras ronda los 3.000 euros. Por su parte, la empresa Air Liquide, situada en el Parque Tecnológico de Boecillo, suministrará el hidrógeno líquido necesario para los sistemas de refrigeración a precios muy inferiores a los de mercado", ha explicado el profesor Díez.

El contacto con la empresa Lucent Technologies no termina ahí, ya que los investigadores salmantinos mantendrán una colaboración con algunos de los mejores especialistas en este área como los investigadores Deborah Sivco y Claire Gmach, codescubridores del láser de cascada cuántica. Se trata del primer láser semiconductor del mundo que emite luz continuamente y de forma fiable sobre un ancho espectro de longitudes de onda, en la gama de los infrarrojos. Sus aplicaciones potenciales van desde las comunicaciones ópticas avanzadas hasta los detectores químicos de alta sensibilidad.

De la Informática a la Medicina
La Nanoelectrónica es considerada por la Unión Europea como uno de los sectores estratégicos en los que se prevé mayor inversión y mayores beneficios en los próximos años. Su desarrollo ha sido clave hasta el momento, ya que de él se derivan aplicaciones como la fibra óptica, o los infrarrojos en sistemas de vigilancia nocturna de alta precisión.