Salud Argentina , Argentina, Viernes, 16 de julio de 2010 a las 11:25

Las proteínas de golpe de calor y el cáncer

Un científico argentino y uno de Estados Unidos revisan el estado actual del papel de la expresión de las proteínas Hsps en cáncer

CONICET/DICYT Un trabajo publicado en la Cell Stress Society Internacional permite analizar el estado actual del papel de la expresión de las proteínas de golpe de calor en cáncer, con especial énfasis en el aspecto clínico de la enfermedad. En el año 1962, el científico italiano Ritossa investigaba los cromosomas gigantes de células de la glándula salival de la mosca Drosophila y, por error, dejó estas células a una temperatura mayor que lo normal. Al observar luego los cromosomas descubrió que en una zona se había producido una dilatación.


Este hallazgo fue reportado y posteriores investigadores describieron que en esas zonas dilatadas se hacia la transcripción de RNA mensajero, que luego era responsable de la síntesis de un grupo de proteínas a las cuales se les llamó “de golpe de calor”. El siguiente paso fue entender que el calor era tan solo uno de los estimulantes de estas proteínas, pero por tradición se las conoce como proteínas de golpe de calor o Hsps por sus siglas en inglés –heat shock proteins-.

Proteínas de golpe de calor en el organismo

 

Estas proteínas están ampliamente difundidas en todos los organismos vivientes, desde las bacterias hasta las células vegetales y animales. En el organismo se producen en forma normal porque intervienen en numerosos procesos fisiológicos, pero su formación es grandemente estimulada por el golpe de calor, por la fiebre, por metales pesados como el cadmio, por estrés físico, infecciones...


Ante alguno de esos estímulos nocivos, las células paralizan su síntesis proteica excepto la síntesis de las Hsps, conocidas también como chaperonas moleculares, porque acompañan a otras proteínas para que cumplan sus funciones normales.

 

La función principal de las Hsps es proteger a las células, bloquean la apoptosis (una forma de muerte celular) y se unen a las proteínas dañadas para que puedan ser reparadas. Si no pueden ser reparadas son recicladas y, de esta manera, las proteínas pasan a su componente menor, los aminoácidos, los cuales luego forman nuevas proteínas.

 

El lado oscuro de estas proteínas

 

El problema se presentó cuando se investigó la relación de las Hsps con enfermedades como el cáncer. “Cuando hay síntesis de estas proteínas en células cancerosas, también protegen a esa célula tumoral haciéndole frente a las drogas que se utilizan para quimioterapia y producen resistencia”, aclara el doctor Daniel Ciocca, jefe del Laboratorio de Oncología del Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (Imbecu-Conicet).

 

En un trabajo publicado en 2005, el más citado en la historia de la revista de la Cell Stress Society International (www.cellstress.uconn.edu), los doctores Ciocca y Stuart Calderwood (Harvard Medical School, Boston) han revisado el estado actual del papel de la expresión de estas proteínas en cáncer, con especial énfasis en el aspecto clínico de la enfermedad.

“Si bien los niveles de Hsps no dan información en el momento del diagnóstico, ellas son útiles como biomarcadores de la carcinogénesis en algunos tejidos y además están relacionadas con el grado de diferenciación y agresividad de algunos cánceres”, explica Ciocca.

 

Actualmente hay drogas que impiden la unión de proteínas de golpe de calor con onco-proteínas y permiten que éstas últimas sean destruidas (la presencia de oncoproteinas, proteinas mutadas, es beneficiosa para las celulas tumorales). Una de estas drogas –que funciona como bloqueador- es el 17AAG. Es una terapia antitumoral que está siendo aplicada en pacientes con cáncer y los ensayos clínicos muestran buenos resultados.

 

Otra forma de utilizar las Hsp es en terapia antitumoral mediante la producción de vacunas donde utiliza la acción de chaperonas de las Hsps. Se aíslan estas proteínas del tumor que facilitan la presentación de las oncoproteinas al sistema inmune para que este reconozca como extrañas a las proteínas especificas del tumor.