Los niveles de ozono troposférico se mantienen estables a nivel local desde 2005
Cristina G. Pedraz/DICYT Los niveles de ozono troposférico, el que se encuentra al nivel de la superficie y actúa como contaminante si se produce en grandes cantidades por medios artificiales (como consecuencia de las emisiones del tráfico rodado, por ejemplo) se mantienen estables desde 2005, según las mediciones realizadas por el Grupo de Contaminación Atmosférica de la Universidad de Valladolid. María Luisa Sánchez, profesora del departamento de Física Aplicada y responsable del equipo de investigadores, apunta que este mantenimiento quizá denote una menor incidencia del tráfico, dadas las mejoras introducidas en el parque automovilístico para el descenso de las emisiones contaminantes.
El grupo lleva años trabajando en el seguimiento de los niveles de ozono en colaboración con el Centro de Investigación de la Baja Atmósfera (CIBA), lo que permite establecer series temporales. Para las mediciones emplean un aparato conocido como perfilador de ozono, que realiza perfiles verticales que van atravesando las diferentes capas de la atmósfera hasta detectar el ozono. La altura aproximada a la que trabaja es de un kilómetro y medio. El sistema se basa en un láser punzante que emite luz a la atmósfera y tiene la cualidad de ser retrodispersado, es decir, vuelve al punto de partida una vez que ha completado el recorrido programado. Así, el programa informático que dispone el equipo puede calcular, en función del tiempo que tarda en ir y volver, el número de partículas que hay en cada capa de la atmósfera.
Según señala la investigadora, hasta el año 2005 han realizado una valoración de todas las series temporales, dado los picos que se registraban y el peligro para la salud que conlleva este contaminante. En 2003, como recuerda, con la ola de calor registrada en Europa se dispararon los niveles de ozono e incluso se produjeron hospitalizaciones e incidencias en la salud en países como Francia, lo que reflejan algunos trabajos científicos elaborados.
“Desde esa fecha, a pesar de que seguimos haciendo medidas, no hemos descubierto ninguna anomalía pese a las épocas de sequía como 2005 o 2009”, subraya. A su juicio, esta estabilidad tiene que ver con el tráfico rodado. “El ozono se genera debido a las emisiones de óxido de nitrógeno que emite el tráfico rodado y quizá este aspecto haya mejorado y haya incidido en una mejora de los niveles de la calidad del aire, al menos a escala regional o local”. El ozono troposférico se forma a partir de la reacción de óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles en presencia de una elevada radiación solar.
Gases invernadero
El grupo trabaja en los aspectos relacionados con el medio ambiente atmosférico de mayor repercusión científica y socio-económica. Así, adquieren y valoran las concentraciones ambientales de gases de efecto invernadero y parámetros atmosféricos avanzados mediante sondeos libres o torres meteorológicas. Del mismo modo, caracterizan y simulan los procesos atmosféricos implicados en la dispersión de contaminantes y aplican modelos de simulación para la evaluación de impactos.
Del mismo modo, el grupo emplea la teledetección como herramienta para evaluar la contaminación atmosférica y realiza un seguimiento de la evolución temporal de los sumideros de dióxido de carbono, como son los bosques. El equipo está compuesto por cuatro investigadores estables y personal que fluctúa, como los contratados con cargo a proyectos concretos y becas institucionales.