Un proyecto busca estrategias para abordar el dolor en niños hospitalizados
José Pichel Andrés/DICYT El Hospital Universitario de Salamanca será el escenario de una investigación sobre el dolor en niños, un trabajo que acaba de iniciarse y que se desarrollará a lo largo de los próximos meses. El objetivo de los investigadores del Departamento de Psicología Social y Antropología de la Universidad de Salamanca y del Servicio de Pediatría del centro hospitalario es estudiar si determinados juegos mitigan la percepción de dolor y cómo lo hacen, sobre todo teniendo en cuenta que los niños reciben proporcionalmente menores dosis de analgésicos que los adultos.
"Nuestro trabajo de campo en hospitales nos ha permitido observar que la experiencia del dolor en niños tiene características muy particulares", afirma en declaraciones a DiCYT Ana María Ullán de la Fuente, profesora del Departamento de Psicología Social y Antropología de la Universidad de Salamanca y responsable de la investigación. Así, "el dolor como experiencia psicológica está mediatizado por las propias características del niño de interpretación de la realidad", afirma. Por eso, las madres desarrollan estrategias frente al dolor, por ejemplo, acariciar.
Además, hay que tener en cuenta que "los niños reciben proporcionalmente menos medicación para el dolor que los adultos por las consecuencias que los fármacos pueden tener en un organismo en fase de desarrollo", recuerda la especialista. Desde ese punto de vista "están infratratados si los comparamos con los adultos. Aunque la causa está justificada, coloca a los niños en una situación de mayor vulnerabilidad frente al dolor", agrega.
Experiencias anteriores han mostrado a los investigadores que los niños presentan una reacción positiva ante situaciones de dolor gracias al juego, un hecho subjetivo difícil de medir, pero muy interesante. "El niño mejora su sintomatología dolorosa cuando jugamos con él o le distraemos", afirma. Todo apunta, por lo tanto, a que el juego puede ser útil. "Si conseguimos datos que demuestren que el niño está mejor, sería una manera de avalar este tipo de intervenciones, que no requieren grandes inversiones, sino una adaptación del hospital a las necesidades de los pacientes", declara la experta. Por eso, la investigación ha sido financiada recientemente por la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León.
Juego simbólico
La estrategia se basará en lo que los expertos llaman juego simbólico, que Ana María Ullán ilustra con un ejemplo real de un niño que fue ingresado por un accidente, con una lesión en el bazo que le impedía moverse. En aquel momento se realizaban talleres de juegos, "le regalamos un conejo de peluche y le dijimos que era su doctor para cuando le doliese", apunta. Así, cada vez que sentía dolor, cogía el peluche, pero cuando salió del hospital ya no lo quería. Esta asociación es el juego simbólico que se puede trasladar a otras experiencias. "Psicológicamente el niño se sentía mejor", señala la especialista.
"Es el momento en el que los psicólogos debemos evaluar este aspecto con las dificultades metodológicas que tiene, pero que tenemos que resolver si queremos acceder a esta experiencia subjetiva, pero que tiene una gran incidencia en la calidad de vida de los pacientes", indica. Para ello, tendrán que recopilar material y perfilar las estrategias metodológicas, que es lo más complicado, por las dificultades para evaluar experiencias subjetivas. Resolver este problema es básico para obtener datos fiables. Por ejemplo, uno de los obstáculos está en que, a pesar de que un niño puede informar sobre si siente dolor o no, cuando se atrae su conciencia hacia ese dolor, al preguntarle, se potencia.
Los juegos estarán adaptados a la gama de edad de los niños, en principio, entre tres y ocho años. "No parece oportuno aumentar los fármacos, pero quizá sí que los hospitales apoyasen a los niños con servicios especializados a través de estrategias no farmacológicas a través de las situaciones en las que pudiesen experimentar el dolor", afirma Ana María Ullán.