"Una de las colaboraciones científicas más productivas de mi carrera ha sido con Salamanca"

José Pichel Andrés/DICYT Salvador Moncada (Tegucigalpa, Honduras, 1944) es un referente mundial de primer nivel en el ámbito de la Biomedicina. De hecho, dos descubrimientos fundamentales a lo largo de su carrera le han acercado dos veces al Premio Nobel, que según muchos expertos, se merecía. El galardón que no le falta es el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, logrado en 1990 por sus descubrimientos relacionados con problemas cardiovasculares e inflamatorios, como en el caso de la arteriosclerosis. Desde hace una década, este hondureño nacionalizado británico mantiene una colaboración con científicos de la Universidad de Salamanca y del Hospital Universitario, en concreto, Juan Pedro Bolaños y Ángeles Almeida, en el estudio del deterioro de las neuronas, y más recientemente, en proliferación celular, ámbito relacionado con el cáncer. Moncada ha estado en Salamanca para inaugurar un simposio internacional relacionado con su campo de investigación.

"Estoy tan ocupado que no pienso en el Nobel", ha afirmado Moncada en declaraciones a DiCYT, aunque "es satisfactorio saber que el trabajo que uno hace es apreciado por la comunidad científica internacional", asegura. "He tenido una suerte especial haciendo Ciencia, generalmente en la vida de un científico se hace un solo descubrimiento, pero yo he estado envuelto en dos importantes y me siento muy orgulloso del trabajo que he hecho, si el reconocimiento no viene no me quita nada del placer que estoy sintiendo", agrega.

Los dos descubrimientos a los que se refiere han tenido una gran trascendencia, sobre todo en el campo de las patologías cardiovasculares. "A mediados de los años 70, en el laboratorio de John Vane descubrimos la prostaglandina, que es una sustancia importante y que todavía se usa clínicamente para el tratamiento de la hipertensión pulmonar primaria. Fue identificado como el primer mediador homeostático que mantiene el funcionamiento de la pared arterial", añade. Diez años después, descubre el óxido nítrico. "Lo que se había llamado factor de relajación derivado del endotelio era óxido nítrico e identificamos el camino metabólico para la síntesis de este compuesto", apunta. Ambos hallazgos "son muy importantes para entender el funcionamiento de las arterias y del árbol vascular en general".

Para entender la importancia de este campo, explica que "la disminución de óxido nítrico funcional en las paredes arteriales crea las condiciones para el desarrollo de enfermedades vasculares, como la arteriosclerosis". Por eso, la idea que persiguen los científicos es encontrar cómo sustituir el óxido nítrico o hallar tratamientos que prevengan la disminución de óxido nítrico.

Esta línea, relacionada con el óxido nítrico, ha propiciado su colaboración con Juan Pedro Bolaños, investigador del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Salamanca y del Instituto de Neurociencias de Castilla y León, y con Ángeles Almeida, científica del Hospital Universitario. "Desde mi punto de vista ha sido una de las colaboraciones más productivas que he tenido en mi carrera científica, ambos son científicos de primer nivel en España y en cualquier parte del mundo", asegura. "Hemos estado trabajando en los problemas relacionados con la neurodegeneración neuronal, que es uno de los problemas importantes de salud en el mundo moderno, acerca de cuáles son los mecanismos que dañan las neuronas y cómo se pueden proteger". En los últimos tiempos, la línea de investigación ha cambiado y "hemos comenzado a trabajar en un área importante relacionada con cómo las células que se dividen y crecen, que puede ser relevante para entender los mecanismos del cáncer", destaca.

Encuentro internacional en Salamanca

En esta ocasión, visita Salamanca con motivo del International Symposium on the Pathophysiology of Reactive Oxygen and Nitrogen Species, un encuentro de científicos españoles y portugueses que investigan aspectos relacionados con el óxido nítrico, aunque también hay representantes de Estado Unidos, Argentina, Uruguay, Reino Unido, Japón, Bélgica o Italia, entre otros países, hasta completar una cita de 300 expertos que tiene lugar en la Hospedería Fonseca de la Universidad de Salamanca.

"Hablaremos de radicales libres, que son unas moléculas que producen daño [hacen disminuir el óxido nítrico] y que están involucradas en una serie de enfermedades inflamatorias crónicas degenerativas, como la arteriosclerosis, artritis e incluso el cáncer, de tal manera que estudiar los radicales libres que se forman en los tejidos es importante para entender las patologías y el proceso que podría prevenirlas", indica Moncada.

Dos retos biomédicos para los próximos años

Preguntado por el estado de la investigación biomédica, Moncada señala dos retos. "El área más interesante en prevención y terapéutica en los próximos 10 años será el cáncer, hemos ido ganando mucho conocimiento y se están empezando a producir medicinas que no son tóxicos generales, sino que atacan la enfermedad directamente", indica. El segundo campo relevante es "el desarrollo de metodologías para el diagnóstico temprano, generalmente llegamos a las enfermedades crónicas y degenerativas muy tarde y haciéndolo antes podríamos intervenir antes y cambiar el curso de la enfermedad, lo cual sería posible avanzando en el conocimiento sobre el origen genético de las patologías.

También en el área cardiovascular, "estamos esperando entender la determinación genética para ver si se puede intervenir en grupos de población de diferente manera ", afirma. Las enfermedades cardiovasculares "tienen un importante condicionante genético que no está definido en este momento, pero que juega un papel fundamental". En este sentido, también están cambiando los hábitos, "la vida saludable está entrando lentamente" entre las costumbres occidentales, opina.

Por otra parte, destaca que los avances en investigación básica cada vez llegan más rápido a la clínica. "En el pasado podían pasar hasta 50 años antes de que un conocimiento se aplicara, ahora es mucho más rápido el proceso de traslado de conocimiento del laboratorio a la cama del hospital y será más rápido aún porque los gobiernos están interesados, el traslado de los conocimientos científicos a la aplicación crea bienestar y riqueza", afirma.

"España no ha hecho lo suficiente en Ciencia y Tecnología"

Sin embargo, Moncada es crítico con la política científica de muchos países, entre ellos España. "Durante muchos años hemos insistido en que es necesario que España invierta más en Ciencia y en Tecnología y cree una base que apoye la sociedad, creo que no se ha hecho lo suficiente y, en este momento de crisis, se debería ser muy cuidadoso para no matar lo poco que existe y crear una situación peor". En su opinión, en la actual situación económica áreas como la Ciencia, la Tecnología, la salud y la educación deberían protegerse.

Aún así, considera que la comunidad científica tiene que ser más activa. "En los países anglosajones, las sociedades científicas juegan un papel importante en el planteamiento de la política científica y en los problemas que hay que resolver, España no tiene una voz de la comunidad científica que pelee por lo que es necesario para el desarrollo de la Ciencia".

Brasil, un referente

Peor es la situación aún en su lugar de origen, América Latina, "excepto en el caso de Brasil en los últimos 10 años, donde se ha reconocido la importancia de la inversión en Ciencia y Tecnología y se está haciendo un esfuerzo en un país que crece rápido, se moderniza y se convierte en una potencia mundial", apunta. Por el contrario, en general en Iberoamérica "la inversión es mucho más baja y la fuga de cerebros, más alta que en España". ¿Solución? "Que la sociedad tome la decisión de que es un área de inversión importante y presione a los gobiernos para que lo haga".