Salud España , Valladolid, Lunes, 18 de julio de 2005 a las 14:30

Valladolid y Salamanca participan en una experiencia piloto para conocer el efecto del ejercicio físico controlado en pacientes de atención primaria

Un total de 800 personas de entre 18 y 80 años están siendo controladas tras la recomendación del médico de que realizaran ejercicio

Beatriz G. Amandi/DICYT La Sociedad Castellanoleonesa de Medicina de Familia y Comunitaria participa, a través de dos centros de salud en Salamanca y Valladolid, en un proyecto de investigación a nivel nacional que pretende conocer con exactitud la influencia que tiene en la salud la práctica de un ejercicio físico controlado y periódico. Para ello cuentan con un total de 800 pacientes de atención primaria que, de forma voluntaria, se someterán durante dos años a un seguimiento médico para comprobar si, como se piensa, el ejercicio físico mejora la salud de los pacientes.

La coordinadora del proyecto es Amparo Gómez, médico del centro de salud Casa del Barco de Valladolid, único lugar de Castilla y León donde se está llevando a cabo la experiencia junto con el centro de salud de La Alamedilla de Salamanca.

El proyecto cuenta con financiación de los Fondos de Investigaciones Sanitarias, y está coordinado por el Instituto Carlos III bajo las siglas Pepaf (Promoción de la actividad física en la atención primaria). Según ha explicado la doctora Gómez a DICYT, el objetivo es demostrar cómo el consejo del medico en el paciente sedentario puede conseguir que este se convierta en un paciente activo, algo que no se ha demostrado aún en atención primaria. El estudio es multicéntrico, y cuenta con la participación de otros 13 centros de toda España, lo que supone que la experiencia involucra a casi 5.000 pacientes, de los que 800 son castellanoleoneses.

Con el estudio, según explica la doctora "se pretende demostrar que el consejo estandarizado de incorporar ejercicio físico hace que el paciente vea que el tipo de actividad que realiza no contribuye a mejorar su salud, pero sí lo haría si siguiese otro tipo de ejercicio con determinadas características de intensidad y duración", que podría ser beneficioso para su estado cardiovascular y para la prevención de enfermedades como el cáncer.

 

Captación

Los pasos que se siguen comienzan con la captación del paciente en la consulta, un trabajo que ha costado cuatro meses, ya que no todo el mundo podía ni quería participar. Los pacientes que colaboran tienen una media de edad entre 18 y 80 años, puesto que se pretende que la muestra sea lo más amplia posible.

Una vez que pasaban por la consulta de su médico de cabecera, se les realizaba un diagnóstico para conocer si son pacientes activos, y se les proponía la participación en la experiencia. Si aceptaban se les pasaba a uno de los dos grupos con los que se trabaja, bien el de intervención (con un control absoluto del ejercicio que realizan) o bien de control (con un control periódico, pero sin prescripción previa).

Una vez que el paciente entra a formar parte del grupo de intervención, "es sometido a diferentes pruebas que permiten pautar un ejercicio adecuado a sus características siguiendo un protocolo estandarizado, que permitirá ese control posterior en la evolución de su salud", explica la doctora Gómez. Asimismo, se ayuda a los pacientes a que encuentren el tiempo más adecuado para realizarlo, así como buscar la actividad que más se adecúa a sus gustos. Para ello, disponen de un programa informático que controla todos estos datos y aporta datos sobre todas las actividades deportivas que se pueden realizar en la ciudad.

Tras el comienzo de esta nueva actividad, se deja pasar un mes, hasta que se realiza la primera medición, después estas mediciones van siendo más distanciadas en el tiempo, hasta cumplir los dos años de control que requiere la investigación.

Paralelamente, hay un grupo control de pacientes del centro que no reciben este consejo y a los que se hace únicamente control de su forma física. "Si es activo se excluye, pero si es sedentario se recomienda la actividad física, pero no se hace seguimiento de cuál es el tipo de ejercicio que realizan", matiza la experta.

El proyecto comenzó en el año 2003 y a finales de 2005 se contará ya con datos concretos acerca de las conclusiones de la investigación. Si los resultados obtenidos demuestran la mejoría de los pacientes, el estudio podría servir de base para que en el futuro los médicos incluyan en su consulta el consejo sobre ejercicio físico estandarizado y controlado.

 

Cómo saber si el ejercicio físico que se hace es el adecuado
La doctora Amparo Gómez explica que mucha gente realiza ejercicio físico con asiduidad, pero no lo hace de manera adecuada, o del modo que realmente serviría para prevenir las enfermedades típicas de una sociedad sedentaria. Esto se refleja en que, según explicó, "el 90% de las personas que pasan por las consultas de atención primaria no hacen ejercicio adecuadamente".

En este sentido, señala que lo aconsejable es realizar un ejercicio aeróbico con unas determinadas características de intensidad y duración. Así, en general se considera una persona activa a aquella que realiza, al menos, 30 minutos de carrera suave tres días a la semana, o bien, aquellos que entre cinco y siete días a la semana realizan una caminata larga que consiga activar el corazón.

Amparo Gómez señala que el ejercicio óptimo es aquel que consigue que la frecuencia cardiaca se sitúe entre el 60 y el 80% de la máxima que es capaz de soportar el paciente. Esto es, más o menos, 220 pulsaciones menos la edad de la persona. Sin embargo, existen otras formas de comprobar si el ejercicio físico es adecuado, ya que esta frecuencia máxima se alcanza también cuando durante su realización se suda, no es posible hablar con normalidad y falta un poco el aire.