Esperando el avión
En tres días tiene planeado el avión llegar a Arkhangelsk y de ahí continuar hasta
Vorkutá con nosotros. Actualmente se encuentra en la base ártica rusa Nagurskaia de
Franz Josef Land, en el paralelo 81ºN de latitud. El plan de vuelo es de Franz Josef
Land a Murmansk en la Península de Kola, donde hace una escala y continúa hasta
Arkhangelsk. Ahí de nuevo hace escala para recogernos. Volamos entonces a Narian-Mar
donde dejan toda la carga que transportan y continuamos hasta Vorkutá.
Durante estos días de espera nos juntamos nosotros cuatro con otros dos amigos más
de la Antártida, Sergei y Alex. Son todos ellos – Sasha también- del equipo de Oleg,
y los conocemos de nuestras estancias en la Antártida, en la Base Rusa
Bellinsghausen. Alex y Sergei viven cerca de Arkhangels, así que todos juntos vamos
a visitar un museo muy especial que está en una colina a las afueras de la ciudad.
Se trata del museo Malie Kareli, a cielo abierto. En una amplia extensión de terreno
han recogido y agrupado por regiones, construcciones de diferentes épocas. Hay
viviendas, cuadras, almacenes, cobertizos para secar el grano, molinos de viento, de
agua, saunas –las dos variedades, la blanca sin humo y la negra con humo en el
interior-,… todo construido en madera al estilo siberiano, con los troncos cruzados
sin necesidad de utilizar clavos, ni ningún tipo de masa de unión, simplemente los
troncos de madera. Son construcciones de los
últimos siglos… hay algunas incluso del mil seiscientos, y se conservan
perfectamente. La madera no ha sido tratada de ninguna manera, con ningún producto
y ahí están en perfecto estado como si acabaran de ser construidas. ¡Qué increíble!
Al ver estos poblados tan integrados en la naturaleza, pienso en el contraste tan
grande que existe entre esa forma de vida y la que tenemos hoy en día. Extensiones y
extensiones cubiertas de asfalto, enormes edificios, vehículos circulando por todos
los rincones… No es de extrañar que nos encontremos en una sociedad tan llena de
estrés, tan acelerada, con tanta prisa. ¡Qué contraste! La tranquilidad y paz que
emanan todavía de estas viviendas…
Pasan los tres días que teníamos de espera para la llegada del avión, y nos toca
seguir esperando. El vuelo se cancela por las condiciones meteorológicas que hay en
el norte, entre Franz Josef Land y Murmansk. Una borrasca azota esta parte del
Océano Glaciar Ártico. Así es la logística en las regiones polares, la espera por
las ventanas meteorológicas y la incertidumbre están a la orden del día.
En esta espera llega el cumpleaños de Adolfo. Cumpliendo los años en agosto y
trabajando en regiones polares tiene una colección variada de lugares del Ártico
donde le ha tocado pasar ese día. En esta ocasión, según los planes iniciales, los
cumpliría en el Norte de los Urales, pero no ha sido así, le toca en Arkhangelsk.
Nuestros amigos rusos han preparado un día especial para celebrar este 75
cumpleaños. En el barco de Sasha nos juntamos todos y vamos hasta una islita, no muy
lejana, en el Mar Blanco. El tiempo es excepcional, el sol brilla en el cielo y la
temperatura es elevada. En la isla hacemos una barbacoa y organizamos un magnífico
picnic. Brindamos a la salud de Adolfo y le regalamos un reloj de un barco,
incrustado en un timón de madera y todo ello con forma de ancla. Debajo el nombre de
la ciudad Arkhangelsk escrito en cirílico. Seguro que no olvidará este día.
Muchas felicidades!!!!!