El visón norteamericano diezma las poblaciones endémicas de gansos y cisnes en la Patagonia argentina
Florencia Mangiapane/DICYT El último viaje que realizó a la Patagonia argentina Salvador Peris, catedrático de Biología Animal de la Universidad de Salamanca, permitió al investigador concluir cinco años de recolección de datos en el marco de un estudio sobre cómo ha afectado la introducción de especies de fauna y flora foránea al ecosistema del Parque Nacional Lanín, ubicado en la provincia argentina de Neuquén.
El proyecto inicial, que contó con apoyo del Ministerio de Educación y Ciencia para el período 2005-2008, y en el que participaron tres profesores de la Universidad de Salamanca y colegas de las universidades argentinas de La Plata y el Comahue, buscaba analizar las consecuencias que ha tenido la introducción del salmón europeo, el visón norteamericano, el jabalí europeo y las coníferas norteamericanas para poblaciones sudamericanas endémicas, en un área gran valor geográfico y natural habitada por comunidades mapuches.
“De los cuatro pilares del proyecto, el más fructífero ha sido el estudio del visón norteamericano y sus efectos en las aves acuáticas, un tema original de nuestro equipo español”, explica Salvador Peris, quien ha seguido desarrollando esta línea entre noviembre y enero pasados en Argentina, con una ayuda personal del Ministerio de Ciencia e Innovación.
Según los datos reunidos por Peris, el visón norteamericano está presente en el 80 por ciento de los lagos y lagunas de la Patagonia argentina, progresando a una velocidad de 16 kilómetros al año. “Por nuestra experiencia, su llegada provoca casi la extinción de los gansos y cisnes en un lustro”, subraya el investigador, quien ha constatado que allí donde el visón lleva unos 15 años, la tasa de desaparición de la población autóctona ronda el 98-99%.
Estragos en el ecosistema
El objetivo de las mediciones es observar la incidencia que tiene el clima en lagos y lagunas que forman la base de la reproducción de las aves para sugerir a los Parques Nacionales de la Patagonia argentina cómo proteger mejor a sus aves acuáticas durante la etapa reproductora estival, así como medidas de mitigación ante la llegada del visón norteamericano.
“El visón toma los huevos y los pichones de gansos y cisnes, que no pueden reponerlos, con lo cual se pierde el año. Si esto sucede dos o tres temporadas seguidas, la especie no tiene capacidad de recuperarse”, advierte Peris. Las consecuencias son la pérdida del turismo ornitológico, de potencial de caza en invierno y de biodiversidad.
El problema tiene su origen en la instalación de granjas peleteras en el extremo sur de Argentina durante el boom de la especie en los años 60 y 70 y que, tras el declive del negocio, ha derivado en la suelta descontrolada de ejemplares.
Nuevo depredador
El visón es un depredador nuevo para la zona, procedente del sur de Canadá y del norte de Estados Unidos. Tanto la cordillera patagónica argentina como la chilena resultan hábitats adecuados para este mustélido, que está muy activo en verano.
“Las aves acuáticas toman la vegetación y el plancton de superficie y de fondo. Si esto no sucede, la vegetación crece más, ahogando los lagos y lagunas, creando condiciones de hipoxia (falta de oxígeno) y provocando a su vez la mortalidad de ciertas especies que necesitan la oxigenación del agua, por ejemplo, los propios salmónidos, que son una fuente de riqueza para esta zona de la Patagonia”, explica Peris.
En su último viaje, el catedrático realizó prospecciones en 19 lagos y lagunas, junto con colaboradores argentinos de Parques Nacionales, del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet) y de la organización Global Vision International. “La colaboración me ha permitido que pudiera haber un seguimiento de datos a lo largo del año cuando el equipo español no estaba en Argentina”, destaca.
El trabajo consistió en medir la profundidad de los depósitos de agua, tomar muestras de plancton y contabilizar las aves en dos etapas, para comprobar su éxito de cría. También se colocaron trampas de vivo para visones a fin de detectar la presencia del mamífero.
Zonas fronterizas
“Hay tres lagunas junto al lago Tromen, en la frontera que va al Parque Nacional de Villa Rica en Chile, que nos sirven como zonas fronterizas entre las áreas con visón al sur y sin visón al norte y que no dejamos pasar ningún año porque son las primeras zonas adonde llega el animal”, indica el catedrático.
Peris, quien ya ha publicado algunos resultados de esta investigación en las revistas Oryx y Waterbirds, cree que la colaboración con investigadores extranjeros puede ser muy provechosa. “Mis colegas argentinos me han dicho que muchas veces acuden a la web española para obtener datos de temperatura y pluviosidad en la Patagonia. Existe un enorme vacío de información. Por ello, debo abogar porque universidades españolas se lancen más a la colaboración con estos profesionales con los que se puede hacer una joint venture perfecta”, concluye.