Social Sciences Spain , Salamanca, Wednesday, November 06 of 2013, 18:04

Expertos reclaman fomentar la participación ciudadana y la actitud crítica ante la ciencia

Clausura del seminario sobre 'Indicadores de cultura científica y tecnológica' de la Universidad de Salamanca

JPA/DICYT Carlos Vogt, experto de Labjor, Laboratório de Estudos Avançados em Jornalismo de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), ofrece esta tarde la conferencia de clausura del seminario internacional ‘Indicadores de cultura científica y tecnológica’, organizado por el Instituto de Estudios de la Ciencia y la Tecnología (eCyT) de la Universidad de Salamanca. Uno de los mayores especialistas en cultura científica de Iberoamérica ha reclamado hoy el acceso al conocimiento científico por parte de la población como herramienta para fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones en este campo así como una actitud crítica ante la ciencia.

 

El especialista brasileño en cultura científica destaca por su teoría de la espiral de la cultura científica, un modelo que explica la difusión del conocimiento científico en cuatro momentos: la comunicación entre los científicos expertos en una materia, la enseñanza de la ciencia, la educación que despierta vocación científica y, finalmente, la divulgación de la ciencia. Para este análisis, asegura, es fundamental el estudio de cuáles son los indicadores de la cultura científica, el tema que se debate estos días en el encuentro organizado por el eCyT.

 

“La idea de la espiral es una búsqueda de una representación de la cultura científica en una sociedad”, ha declarado a DiCYT. Esa representación abarca “desde el momento de la producción del conocimiento por los científicos hasta la comunicación con la sociedad de una manera abierta” y para describir este proceso es necesario contar con indicadores fiables en cada uno de los cuadrantes.

 

El seminario que hoy clausura Vogt también ha servido para presentar resultados del proyecto de indicadores de cultura científica liderado por Miguel Ángel Quintanilla, director del eCyT, una iniciativa que el experto de la Universidad de Sao Paulo considera “muy consistente” y “una contribución fantástica para el estudio de los indicadores”.


Al igual que la Universidad de Salamanca, el Labjor también trabaja por la mejora de la cultura científica en América Latina y, en ese sentido, “todos creemos que la educación científica es fundamental para crear una visión no solamente informada de la ciencia, sino también crítica”, apunta. Consolidar la cultura científica en la sociedad “nos parece fundamental para que se puedan buscar las transformaciones que juzgamos necesarias, ofreciendo las condiciones para acceder al conocimiento científico”, agrega.

 

Mario Albornoz


En el programa de esta segunda y última jornada del seminario ha destacado también la intervención de Mario Albornoz, otro de los grandes expertos iberoamericanos, que hasta hace un mes fue coordinador de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana (RICYT), una red que nació en 1994 y está presente en todos los países de Iberoamérica que producen información sobre la ciencia y la tecnología, sobre su repercusión social, sobre lo que percibe la sociedad acerca de ellas, sobre el impacto que tienen en temas como la salud, su relación con la educación, en definitiva, “todo lo que sea medir las actividades científicas y tecnológicas en relación con otras actividades sociales”.


En el marco de este encuentro, Mario Albornoz ha querido poner el énfasis en la cultura ciudadana al preguntarse “cuánta ciencia necesita saber el ciudadano para poder tomar posición frente a cuestiones relativas al impacto de la ciencia en la sociedad”, por ejemplo, ante situaciones conflictivas como el impacto ambiental de determinadas prácticas económicas.


En su opinión, “están en juego valores que dependen más de cuestiones morales y vivenciales que del conocimiento en sí, porque hay comunidades indígenas en América Latina que reaccionan contra explotaciones mineras y otro tipo de actividades que impactan negativamente sobre su entorno y con poca información científica pueden adoptar posiciones ciudadanas interesantes”, aunque en general “se necesita conocimiento experto para un juicio correcto”.


Mario Albornoz también ha querido reflexionar sobre la relación que existe entre el poder y la ciencia, un poder que se puede ejercer sobre la sociedad y dentro del campo de la misma ciencia. “Me interesa saber si la ciencia, frente a la cultura ciudadana, adopta una posición de poder, colocándose por encima de ella”, asegura.