Alimentación España , Salamanca, Jueves, 06 de julio de 2006 a las 09:30

Investigadores de la Universidad de Salamanca estudian mejoras para la gestión de residuos en los ocho CTR de la región

El proyecto, que se desarrollará durante los próximos tres años, cuenta con el apoyo de la Junta de Castilla y León y busca reducir al mínimo la fracción de residuos orgánicos que finalmente va a parar a los vertederos

Ana Victoria Pérez/DICYT Investigadores del Departamento de Ingeniería Química y Textil de la Universidad de Salamanca, entre los que se encuentra el propio director del departamento, Pedro Ramos Castellanos, han estudiado el funcionamiento de los ocho Centros de Tratamiento de Residuos que actualmente operan en Castilla y León con el objetivo de diseñar nuevas estrategias que mejoren la gestión y favorezcan el aprovechamiento de los desechos orgánicos que llegan a los CTR. Un trabajo que se prolongará durante los próximos tres años y que cuenta con el apoyo económico de la Junta de Castilla y León.

Cada salmantino produce diariamente 1'2 kilogramos de basura lo que al año supone una cantidad de desechos superior a las 200.000 toneladas, la mayor parte de las cuales puede reutilzarse o reciclarse convirtiéndose de nuevo en un elemento de la cadena de consumo. Pero existe un fracción de materia orgánica que forma parte de estas cifras globales, y que aún no se aprovecha de manera adecuada. “La normativa europea ha actuado en este caso como un incentivo para la investigación ya que según las exigencias de la UE en 2016 la fracción de rechazo (aquella parte de los residuos, generalmente orgánicos, que al no poder ser reutilizada se elimina en los vertederos) deberá ser inferior al 30% de lo que se desechaba definitivamente en 1995”, explica Ramos Castellanos y añade, “el análisis preliminar que hemos realizado de los centros de tratamiento de residuos de la comunidad demuestra que algunos procesos de reutilización pueden optimizarse, introduciendo algunas pequeñas mejoras”.


En este contexto los investigadores apuestan por modificar algunos de los procesos de reutilización de materia orgánica que actualmente se llevan a cabo en los vertederos como es la fabricación de compost o la biometanización. “Es cierto que los resultados de estos dos procesos no son aceptables por el momento y nuestra se centra en mejorarlos. Así, el compost producido por los CTR de Castilla y León es muy heterogéneo y en muy raras ocasiones su calidad es aceptada por el sector agrícola, por lo que las gestoras de los centros de tratamiento de residuos los parques y jardines de las diferentes ciudades. En el caso de la producción de metano a partir de materia orgánica hay que trabajar aún en la mejora de los protocolos que regulan el proceso, de manera que se incrementen las cifras de producción y se reduzcan los problemas que ocasionan los sistemas actuales”, comenta el director del departamento de Ingeniería Química y Textil.

Retomar viejas costumbres

Pero existen otras alternativas mucho menos conocidas que los investigadores salmantinos ya han evaluado satisfactoriamente. Así, en el año 2000 los miembros del Grupo de Gestión Ambiental y Aprovechamiento de Recursos recibieron una subvención FEDER que les permitió poner en marcha un proyecto de reutilización de residuos orgánicos en el sector de la alimentación animal. “El proyecto, a priori novedoso recuperaba una práctica común en el medio rural que es la de alimentar los animales con los restos de comida”. En este caso lo que utilizaron los investigadores fueron desechos procedentes de fruterías y pescaderías que, tras ser sometidos a análisis microbiológicos, y tras descartar la aparición de dioxinas o metales pesados, se utilizaban como componente en la fabricación de piensos.

“El aporte de materia orgánica de desecho que incluían estos piensos era de un 20%, de manera que el resultado no variaba demasiado con respecto a los piensos comerciales. El producto resultante fue utilizado en la alimentación de una piara de cerdos, cuyo desarrollo comparamos con otra piara similar a la que habíamos alimentado con piensos tradicionales. Los resultados fueron aceptables, ya que tanto el engorde de los animales como la calidad de la carne era muy similar en ambos casos, demostrando que el tratamiento de estos desechos los hace adecuado para la alimentación animal”.

Poner en marcha iniciativas como la desarrollada por este grupo de investigadores resulta cada vez más importante, ya que tal y como señala Pedro Ramos, “los problemas asociados a la gestión de residuos orgánicos son más importantes de lo que parece en un primer momento. Los subproductos que se generan durante su descomposición pueden ser altamente contaminantes como es el caso de los lixiviados que van a parar a los acuíferos a lo que se suman malos olores e insalubridad”.