La electrónica se asoma al mundo del vino
SC/DICYT La bodega ribereña Real Sitio de Ventosilla, dedicada a la elaboración, crianza, embotellado y comercialización de los vinos PradoRey y Salgüero, es pionera en la incorporación de microchips en sus barricas, lo que les permite controlar, entre otros parámetros, el estado de la madera de los toneles y su punto óptimo de lavado. "El sistema, pese a no estar pulido al 100%, nos ha permitido mejorar nuestro proceso productivo", explica Ángel Luis Margüello, director del departamento de I+D+i.
La implantación de los microchips en las barricas es lo primero que se hace cuando éstas llegan a la bodega. "Los toneles llegan preparados con un orificio para que nosotros podamos introducir el microchip", explica Margüello, quien confía en que esta técnica se pueda extender al 100% de los toneles a lo largo del próximo año.
Dos de los factores más importantes que siempre se deben tener en cuenta en la crianza del vino en barrica son la edad de la madera y la temperatura a la que ésta tiene que lavarse. Y la única manera de controlar estas cuestiones en una bodega de estas dimensiones, asegura el técnico, es mediante la implantación de estos microchips. Una vez que los circuitos integrados son implantados en las barricas, éstas pasan por los diferentes lectores de información que están distribuidos en el tren de producción, y el ordenador central es el que recibe toda la información.
Este sistema permite además controlar cuestiones más especializadas, tales como la identificación de barricas que contienen el mismo vino pero de procedencias diferentes, la tonelería que fabricó las cubas, el bosque del que procede la madera con la que se construyó y el proceso de tostado de la madera.
Margüello insiste en que "sin los microchips y los soportes informáticos que hemos diseñado sería imposible realizar este tipo de microcrianzas por separado". Gracias a la implantación de los microchips, el sistema "nos permite conocer toda la trazabilidad, tanto del vino como de las propias barricas".
Informatización
La línea de producción del Real Sitio de Ventosilla está automatizada por un tren o robot automático que manipula las barricas. "Se introducen en el tren automatizado y nos permite hacer los trabajos que queramos realizar con cada tonel: vaciar, lavar y llenar", explica el director del departamento de I+D+i. Antes de pasar a realizar cualquier operación, "las barricas pasan por un lector y el chip envía toda la información de la que se dispone sobre cada una de ellas a un ordenador central".
Además de contar con la informatización del proceso, controlan también las 520 hectáreas de viñedo, por lo que "cuando llega la uva a la bodega, antes de realizar cualquier operación, los datos de procedencia, tipo de uva y añada se introducen automáticamente en el sistema. Es ahí donde comienza el proceso de informatizado", matiza.
La comunicación de datos está garantizada gracias a los distintos servidores que hay repartidos por la bodega y la información del chip pasa al autómata del tren, que la transmite a un ordenador y, una vez que se han terminado los trabajos, éste actualiza los resultados obtenidos. Todos los datos de una jornada de trabajo llegan al ordenador central que, cuando dispone de toda la información, presenta un informe general sobre el que los técnicos toman sus decisiones.
La bodega también tiene informatizado el proceso de fermentación, por lo que los enólogos pueden controlar operaciones como enfriamiento o cerramiento de los depósitos con gran precisión.