Medio Ambiente España , León, Lunes, 10 de julio de 2006 a las 13:04

Cambio climático global

Artículo de divulgación de Estanislao de Luis Calabuig, catedrático de Ecología y director del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de León

Existen ya muchas pruebas, ratificadas científicamente, de que se están manifestando en nuestro planeta cambios climáticos que superan por su velocidad relativa a los registrados en la memoria geológica, y que están produciendo efectos en muchos sistemas físicos y biológicos, proyectándose en riesgos que es necesario conocer para adaptar las actuaciones humanas a las futuras condiciones climáticas.


Las necesidades de adaptación, que deberán ser consideradas a corto, medio y largo plazo, tendrán que estar enmarcadas en el amplio contexto del desarrollo sostenible y ser integradas en políticas sectoriales. De la agilidad en adaptar esa panificación dependerá la vulnerabilidad a los impactos que pudieran producirse, e igualmente en la reducción de costes de su proyección económica.


La adaptación requerirá tomar medidas para minimizar los efectos en los ecosistemas más vulnerables, en los recursos más susceptibles al cambio y en los sectores socioeconómicos con mayor riesgo de impacto, pero también deberá dirigirse hacia la prevención del riesgo de los fenómenos climáticos extremos y sus efectos. Sin embargo no hay que olvidar que la causa principal de las transformaciones que se estiman como posibles están íntimamente relacionadas con el incremento de emisiones de gases con efecto invernadero por parte de la especie humana, por lo que habrá que considerar como primer objetivo su reducción para mitigar ese cambio climático.


La posición geográfica de nuestro país y sus características socioeconómicas hacen de España una zona muy vulnerable al cambio climático que ya se está viendo afectada por recientes alteraciones. Los impactos del cambio climático pueden tener consecuencias especialmente graves, como puede ser el caso de la disminución de los recursos hídricos y la regresión de la costa, las pérdidas en la diversidad biológica y ecosistemas naturales, terrestres, acuáticos continentales y marinos, los aumentos en los procesos de erosión del suelo y pérdidas de vidas y bienes derivadas de la intensificación de sucesos adversos asociados a fenómenos climáticos extremos, tales como inundaciones, incendios forestales y olas de calor.


Dar a conocer a la sociedad en general estos posibles cambios, a un nivel de divulgación científica, puede ser una labor fundamental para que los hábitos individuales lleven a comportamientos más integrados en el proceso de desarrollo sostenible, como base para la aminoración de la causa principal que los produce.


Las diferentes conferencias programadas desde abril de 2006 hasta marzo de 2007, pretenden pasar revisión de todos aquellos compartimentos del medio y los sectores de influencia humana que pueden tener una mayor repercusión, y de los que, al mismo tiempo, ya se conocen datos científicos de referencia que pueden corroborar la tendencia general del cambio climático. Serán en total 19 conferencias impartidas por profesionales, científicos y técnicos, conocedores de cada una de las problemáticas específicas y con capacidad para dar a conocer de forma realista y ecuánime los resultados que actualmente se manejan, huyendo de catastrofismos y alejados de cualquier presión de fuerza social.


Tomando como origen la Cumbre de Río de Janeiro en 1992, pasando por Kyoto, hasta la reciente reunión de Montreal, se han propuesto varias estrategias para enfrentarse como planeta al calentamiento global y los efectos de la contaminación de origen antrópico, en las que España tiene su cuota de responsabilidad.


El clima de España es enormemente variado debido a su compleja topografía y situación geográfica. Desde la segunda mitad del siglo pasado las temperaturas en han aumentado de forma general y en magnitud superior a la media global. Las tendencias del clima futuro dependen de los escenarios socioeconómicos que se utilicen y varían según los modelos generales de clima que se usen.


El cambio climático afectará a la estructura y funcionamiento de los ecosistemas, alterando la fenología y la interacción entre especies, favoreciendo la expansión de especies invasoras y plagas y aumentando el impacto de las perturbaciones, tanto naturales como de origen humano. Muchos de los sistemas acuáticos continentales pasarán de ser permanentes a estacionales y algunos desaparecerán. La diversidad en muchos de ellos se reducirá. Se prevé una reducción de la productividad de las aguas marinas españolas, alterando las redes tróficas que implican a especies que consideramos recursos. Los principales problemas del cambio climático en las zonas costeras españolas se relacionan con el posible ascenso del nivel medio del mar.


Los impactos directos del cambio climático sobre la biodiversidad se producirán a través de dos efectos antagónicos; por una parte el incremento de temperaturas y por otro la reducción de las disponibilidades hídricas. La "mediterraneización" del norte peninsular y la "aridización" del sur son las tendencias más significativas. Las interacciones con otros componentes del cambio global y la modificación de las interacciones entre especies constituyen otra fuente potencial de impactos sobre los que empiezan a acumularse evidencias. El cambio climático producirá desajustes entre predadores y sus presas debido a respuestas diferenciales al clima, desplazamiento en la distribución de especies, mayor virulencia de parásitos y aumento de poblaciones de especies invasoras.


Los recursos hídricos sufrirán disminuciones importantes. Para el horizonte de 2060 se prevé una reducción global de los recursos hídricos del 17% como media de la Península. Una parte importante de la superficie del territorio ya está amenazada actualmente por procesos de desertificación, especialmente por el impacto de los incendios forestales, la pérdida de fertilidad de suelos de regadío por salinización y la erosión. Las proyecciones del cambio climático agravarían dichos problemas de forma generalizada y especialmente en la España de clima mediterráneo seco y semiárido. Las plagas y enfermedades forestales pueden jugar un papel fundamental en la fragmentación de las áreas boscosas. Existe un riesgo elevado de que muchos de nuestros ecosistemas forestales se conviertan en emisores netos de carbono durante la segunda mitad del presente siglo aumentando el problema del efecto invernadero.


Pero también es necesario tener en cuenta las posibles alteraciones de los riesgos naturales de origen climático y geológicos o el muy posible incremento de los incendios forestales, pero sin olvidar las repercusiones sobre la especie humana, con implicaciones económicas y efectos en los sectores energético, turístico y de los seguros, o más directamente sobre la salud humana, fundamentalmente a través de las olas de calor, que se apuntan como más frecuentes en intensidad y duración en los próximos años. Todo ello debe de ser interpretado de una manera integrada y en relación con otros factores fundamentalmente a través de las olas de calor, que se apuntan como más frecuentes en intensidad y duración en los próximos años, como los cambios de uso del territorio.