Alimentación España , Ávila, Viernes, 22 de septiembre de 2006 a las 15:00

Dos de cada tres incendios forestales que se producen en España se deben a causas humanas

Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid que participa en el IV Congreso Español de Biogeografía, que se celebra en Ávila, incide en el origen intencionado o accidental de la mayoría de los fuegos

Eduardo Cantalapiedra/DICYT El riesgo de incendios forestales se define como la probabilidad de que se origine y propague un fuego en un lugar y en un momento determinado, de acuerdo con los factores y condiciones básicas del sistema forestal. Y el riesgo se agrava en España en función de la elevada frecuencia de los fuegos y de su incidencia en un medio ecológicamente muy frágil y territorialmente muy transformado y ocupado, lo que multiplica y diversifica sus impactos. Esta es alguna de las conclusiones a las que ha llegado en su estudio un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid, compuesto por los profesores Cristina Montiel, Luis Gallana, Sigfredo Ortuño, José Luis Fernández y Andrea Lázaro, según el cual “la mayor parte de los incendios forestales en España, concretamente un 65'5 %, se producen por causas humanas, de manera intencionada o accidental.

La investigación, presentada en el IV Congreso Español de Biogeografía que estos días se celebra en el auditorio de San Francisco de Ávila con la presencia de más de un centenar de expertos de diferentes universidades españolas y portuguesas, hace hincapié en las diferencias geográficas en cuanto a la causalidad de los incendios. Así, mientras los fuegos causados por rayos ocurren en las zonas de mayor altitud (sierras y cordilleras interiores), los incendios de origen humano tienen un carácter más disperso en el espacio y en el tiempo. “A grandes riesgos, se observa una mayor concentración de los incendios provocados por negligencias en el ámbito mediterráneo, mientras que los intencionados se concentran en la zona de influencia atlántica y sectores occidentales de la meseta (Galicia, Asturias, Zamora y León)”, han explicado a DICYT los investigadores.

En muchos casos el inicio del fuego provocado por causas humanas se sitúa en las zonas de contacto entre los espacios naturales y los humanizados, conocidas como interfaces, donde confluye además de un elevado riesgo de inicio de incendio por negligencia, un alto grado de peligrosidad, debido a la amenaza que se cierne sobre bienes materiales y personales, y a la elevada probabilidad de declaración de grandes incendios.

Los investigadores de la Universidad Complutense aseguran que los interfaces “muestran una tendencia a extenderse y multiplicarse e los últimos años, incrementando así el riesgo de incendios forestales, fundamentalmente en las regiones metropolitanas mediterráneas”. El origen, según sus estudios, está en “el abandono de la gestión forestal y de las prácticas agrícolas tradicionales, que ha dado lugar a la acumulación de combustible en los montes, y en el aumento de la dispersión del doblamiento en las áreas urbanas, que ha aumentado el consumo de espacio y ha generado nuevas demandas territoriales, incrementando la extensión y la tipología de las interfaces”.

En este contexto, según los profesores, “el conocimiento del riesgo de incendios forestales y de sus consecuencias potenciales resulta fundamental para orientar las tareas de planificación y gestión forestal y territorial de carácter preventivo”. Por ello, “es necesario triplicar las interfaces, considerando los usos del suelo, la evolución de las dinámicas territoriales y la inflamabilidad de la vegetación”, comentan.

Impacto ambiental en la sierra de Ávila

María Manuela Redondo y María Teresa Palacios, profesoras de la institución académica madrileña, organizadora del congreso que se celebra en la capital abulense, hacen referencia al impacto ambiental de los incendios en la sierra de Ávila. En este caso, las causas son muy importantes por rayos, pero son de especial frecuencia los intencionados en aquellos municipios más habitados y de carácter más turístico como Arenas de San Pedro y Candeleda.

En los últimos 10 años, en la provincia abulense tuvieron lugar 2.014 incendios mayores de una hectárea y 23 de ellos afectaron a Espacios Naturales Protegidos. Además, se produjeron 19 grandes incendios forestales superiores a 500 hectáreas, con una superficie afectada total, entre vegetación leñosa, arbolada y herbácea, de 61.140,50 hectáreas.

Las especies arbóreas afectadas fueron principalmente coníferas (6.832'34 hectáreas), el Pinus pinaster (5.447,88 hectáreas) y el Pinus sylvestris (1.216'09 hectáreas). El resto de especies apenas sufrieron daños, salvo el Quercus pyrenaica (557'70 hectáreas) y el Quercus rotundifolia (112 hectáreas).

De todos los incendios ocurridos en la provincia de Ávila, según recuerdan las dos profesoras, el de mayor importancia fue de carácter intencionado y tuvo lugar en el término municipal de Pedro Bernardo en el año 2000. El resultado “fue devastador, con 3.317'65 hectáreas afectadas (1.854 hectáreas quemadas de vegetación arbolada y 1.463 con vegetación leñosa)”. Una zona que además, ya había ardido en 1986 y que entre los años 1983 y 2005 ha sufrido 22 incendios y 44 conatos de incendio.

En estos últimos veinte años –comentan Redondo y Palacios, los siniestros se han producido en muchos casos por los vientos de componente sur: del sureste, ocho incendios con 61,20 hectáreas calcinadas; del sur, cuatro fuegos, con 3.317'24 hectáreas quemadas y del suroeste, cinco siniestros con 0'50 hectáreas afectadas.