Tecnología España , Palencia, Viernes, 13 de octubre de 2006 a las 16:55
Entrevista a Francisco Javier Labarga Vaca, director del Centro Tecnológico del Cereal (Cetece)

"Es muy importante que surja una masa crítica de investigadores, porque en Castilla y León se investiga muy poco"

Eduardo Plaza/DICYT El director del Centro Tecnológico del Cereal (Cecete) de Palencia, Francisco Javier Labarga Vaca, analiza la situación actual del centro que dirige, que fue creado en 1997 y cuenta con 27 personas en plantilla. Recientemente ha recibido un galardón de la Cámara de Comercio de Palencia en el apartado de Innovación.

¿Qué ha supuesto este premio para el Cetece?

Ha supuesto un reconocimiento a la labor que venimos haciendo desde hace nueve años en favor de las empresas agroalimentarias de Palencia y Castilla y León. Se trata de negocios que están sufriendo una revolución en positivo, fundamentalmente en tres aspectos: su consolidación, con la creación de nuevos puestos de trabajo; un mayor consumo por parte del público de productos de calidad, y una mayor inversión en I+D, derivada de que los empresarios están confiando en los centros tecnológicos para poder desarrollar estos proyectos de investigación que el 90% de las empresas pequeñas por sí solas no  podrían hacer.


¿Cuáles son sus principales funciones?

Tenemos tres grandes 'patas': formación, asesoramiento e investigación. Cada vez hacemos más formación a la carta, es decir, programas específicos para impartirlos y desarrollarlos en las propias empresas, muchas veces desplazándonos hasta allí. Estamos trabajando a nivel regional, nacional e internacional.


¿Cómo ha evolucionado el Cetece? ¿Cuáles son los principales cambios que se han ido produciendo desde 1994?

Los cinco primeros años la evolución fue vertiginosa, porque de presupuesto cero y tres personas trabajando pasamos a 21 ó 22 empleados e incrementamos la facturación hasta superar el millón de euros. Luego, el crecimiento ha sido espectacular y hemos ido consolidando y formando el equipo. En ese sentido estamos en un periodo de estabilidad. Queremos ser un centro de referencia a nivel nacional y que la gente, cuando hable de transformación de cereales, vea en el Cetece un líder a nivel nacional.

¿Con cuántos trabajadores cuenta y cuál es su perfil?
No me gusta decirles trabajadores porque son personas muy involucradas en este proyecto. Una de las pautas que marcan los centros tecnológicos en Castilla y León es que procuramos dar trabajo a las personas que han estudiado en la Universidad de Valladolid, estudiantes muy brillantes en sus promociones, y para los que es prácticamente su primer puesto de trabajo. El 90% de las 27 personas que están trabajando aquí son tituladas en esta universidad, el 50% de la Escuela Técnica Superior de Agrarias de Palencia, y prácticamente todos son de Palencia y viven en Palencia. El perfil de estas personas tiene una media de 28 ó 29 años.


¿Qué otros centros trabajan en España?

Nosotros tenemos que seguir la pauta de Cataluña, la Comunidad que tiene el Centro Tecnológico Agroalimentario más importante de España. Después vienen Valencia, el País Vasco y nosotros. Pero estamos hablando de que estos centros llevan 30 años trabajando y nosotros no podemos competir aún con esta experiencia acumulada.


En cuanto a la labor de investigación, ¿qué proyectos destacados están llevando a cabo en este momento?

Estamos llevando a cabo cuatro proyectos importantes. Por un lado, trabajamos en el alargamiento de la vida útil de todos los productos de pastelería industrial, y por otro buscamos el modo de quitar aditivos a ciertos productos para ver cómo les afecta y si podemos mantener que esta vida útil sea lo más amplia posible. En tercer lugar, tenemos un proyecto muy interesante, en el que estamos trabajando con la colaboración de un centro tecnológico de Londres, analizando productos a través de rayos ultravioleta. El cuarto proyecto importante que tenemos actualmente tiene como origen la búsqueda de unos trigos muy determinados, a través de su composición genética, de modo que podamos saber dónde se pueden sembrar y qué productividad tienen para que se fabrique una harina muy determinada. No podemos entrar en más detalles porque guardamos la confidencialidad con nuestros clientes.


Desde hace cuatro años convocan el Premio de Investigación Cetece, ¿este tipo de incentivos es necesario para que los jóvenes investigadores se involucren en esta tarea?

En breve vamos a convocar la quinta edición, en colaboración con la Universidad de Valladolid, básicamente para incentivar a alumnos y, si luego además es un proyecto viable para que una empresa lo ponga en práctica, mucho mejor. Creo que es muy importante que surja una masa crítica de investigadores en una comunidad como Castilla y León, porque se investiga poco y hay muy pocos recién licenciados que crean en esa investigación, debido a que no se les dota de medios y saben que es una labor muy sacrificada.

Hoy en día en Palencia, Castilla y León y España en general, ¿se puede vivir de la investigación científica?

Es muy difícil. Se puede vivir mediante becas de tres años o incluso cinco, pero después de eso ¿qué? Necesitaríamos tener una serie de personas estables que investiguen y que esa investigación se transfiera a la vida práctica.

¿El futuro de la agricultura en Castilla y León pasa necesariamente por los cultivos energéticos?
Por la información que se transmite creo que el futuro pasa por una agricultura muy selectiva, basada en grandes extensiones, sobre todo de monocultivos. La agricultura energética no parece que vaya a ser la solución.