Salud España , Valladolid, Viernes, 02 de junio de 2006 a las 13:22

¿Es posible investigar siendo oftalmólogo? Breve historia del IOBA

Artículo de divulgación de José Carlos Pastor Jimeno, catedrático de Oftalmología de la Universidad de Valladolid y director del IOBA

BGA/DICYT La Oftalmología española ha sido internacionalmente reconocida desde hace más de un siglo por sus magníficos cirujanos, pero el cambio producido a finales del siglo pasado, con la incorporación plena de la actividad investigadora como motor de la clínica, el papel de nuestra especialidad bajó bastantes enteros. En 1999 en el curso del congreso anual de la Sociedad Española de Oftalmología se nos invitó a participar en una mesa redonda centrada en los problemas con los que se enfrentaba la investigación en nuestra parcela del saber, aquí en España.


En nuestra reflexión, afloraron algunas dificultades que ahora resumo: la sociedad no aceptaba fácilmente nuestra capacidad investigadora, puesto que nos veía como meros clínicos. No había un reconocimiento efectivo de la Universidad de la multidisciplinariedad necesaria para abordar una investigación de alto nivel, estimulando la incorporación de investigadores básicos a los departamentos más clínicos. Las compañías farmacéuticas estaban poco interesadas en todo lo que no fueran ensayos clínicos o labores de marketing. Y faltaba “masa crítica”, es decir había pocos grupos de investigación de cierto nivel y además estaban dispersos.


En estos más de 15 años, las cosas han ido cambiando lentamente en una dirección, que a mí me parece la adecuada.

 

Desde los organismos gestores de la investigación, tanto nacionales como europeos, se ha apostado decididamente por la denominada investigación traslacional en todos los sectores de la ciencia.
El Plan Nacional de I+D+i recoge en su Programa Nacional de Biomedicina la necesidad de que se estimule la investigación integrada que acoja a suficiente número de investigadores básicos y clínicos. Es decir, se alienta la multidisciplinariedad y la consecución de una adecuada “masa crítica”. Ese abordaje integral da cabida a la investigación básica, a la clínica, a la que se realiza en salud pública, y deja hueco para que se integren las compañías farmacéuticas, las biotecnológicas y las de telemedicina.


Pero además, se reconoce que la investigación sanitaria debe realizarse de forma congruente con los intereses de la sociedad en general, y debe ser relevante para las necesidades y prioridades sanitarias.
Parte de esta nueva filosofía llevó a la creación de las Redes Temáticas del Instituto de Salud Carlos III en el 2002. Seis centros de la Oftalmología española logramos constituir una de las mencionadas redes (la 03/13), lo que ha supuesto un hito histórico, que todavía no ha sido adecuadamente valorado.

Otra de las herramientas no suficientemente utilizadas por muchas universidades han sido las leyes orgánicas de la Universidad, la LRU y la LOU. En ambas, pero mucho más en la segunda, se recoge la posibilidad de crear Institutos Universitarios, estructuras multidisciplinares, dedicadas preferentemente a la investigación, aunque con capacidad para impartir docencia postgraduada y realizar trabajos de carácter técnico.


En 1989 un grupo de universitarios de la Universidad de Valladolid iniciamos la aventura de poner en marcha un Instituto LRU. El Instituto de Oftalmobiología Aplicada, conocido ahora como el “IOBA”.
El nombre se lo puso el primer director que tuvo, un catedrático de Farmacología Clínica, que quiso dejar claro que era un centro multidisciplinar (de ahí lo de Oftalmobiología) y que la investigación debía ser aplicada. Cinco años mas tarde, tras la evaluación por parte de la ANEP (Agencia Nacional de Evaluación y Prospectiva), un Real Decreto (BOE 29 diciembre 1994) daba luz verde al IOBA.


Sus objetivos institucionales recogidos en el preámbulo del Real Decreto son: la investigación en el conocimiento de las bases biológicas y los métodos diagnósticos y terapéuticos de las enfermedades oculares y su aplicación práctica a la prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las mismas.
Con esta “misión” se elaboró nuestro lema: “investigamos para curar mejor”, en el que se intenta reflejar un sentimiento que compartimos un número creciente de profesionales de la Oftalmología y de las Ciencias de la Visión en España y que puede resumirse así: o impregnamos nuestra tarea cotidiana como clínicos de la investigación o no aportaremos a nuestros pacientes el mejor tratamiento posible, al que por otra parte, tienen derecho.


Experiencias parecidas a las del IOBA se han realizado en Madrid, Murcia y Santiago de Compostela, y en otros lugares, como Barcelona o Alicante, se ha empleado la figura de institutos adscritos. Así pues, parece que entre los oftalmólogos españoles va calando la idea de que también debemos investigar además de hacer una buena asistencia.


El IOBA se enfrenta ahora a un nuevo reto, la de hacer converger sus líneas con las áreas definidas como prioritarias en el ya mencionado Plan Nacional. Y eso sin perder su orientación inicial hacia las enfermedades de la superficie ocular, la retina, el glaucoma o los tumores intraoculares, que forman nuestras señas de identidad dentro de la Oftalmología.


No va a ser una tarea fácil, pero estamos convencidos de que es necesaria si queremos aprovechar adecuadamente los incrementos en los fondos de investigación que ya se han establecido tanto a nivel del Estado como de las Comunidades Autónomas, y desde luego, resulta una acción ineludible si algún día deseamos competir por fondos europeos. Pero todo este esfuerzo en investigación no debe perder su finalidad principal, y espero que nuestro lema nos ayude a recordarlo.


Nuestro afán es que los pacientes con enfermedades de los ojos, cuando busquen una solución a sus dolencias, piensen que además de clínicas muy prestigiosas existe en España un Instituto de la más de siete veces centenaria Universidad de Valladolid, donde un grupo de buenos profesionales se encuentran permanentemente actualizados y en contacto con la última tecnología, gracias a que la investigación forma parte de sus rutinas.