Alimentación España , León, Viernes, 09 de octubre de 2009 a las 17:31

La publicidad que acompa帽a a los programas infantiles promueve el consumo de alimentos hipercal贸ricos

Investigadores leoneses resaltan la "gran discrepancia" entre la dieta propuesta por los anunciantes y la recomendada

AMR/DICYT A pesar de que en la dieta de un niño deben abundar el pan, la pasta, los cereales, la fruta y las verduras, ningun de estos alimentos protagoniza los anuncios que se emiten después de los dibujos animados; si están presentes, sin embargo, la bollería industrial, los refrescos y los cereales azucarados. Así lo determina un trabajo realizado conjuntamente por una investigadora del Instituto de Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Ictal) de la Universidad de León y un profesor del instituto de Educación Secundaria Santa María del Carrizo. La investigación de Rosa Ana Menéndez y de Francisco Javier Franco analizó la emisión de publicidad durante dos franjas infantiles antes y después de la puesta en marcha del prorgama de prevención de la obesidad infantil y los resultados fueron desalentadores: la tele, que ocupa gran parte del ocio de los menores, les bombardeaba con anuncios de alimentos hipercalóricos.
 

Según recoge el trabajo de ambos autores, publicado en Nutrición Hospitalaria, en la actualidad, la obesidad infantil se sitúa en torno al 14% en España y el sobrepeso se eleva al 12'4%. La mayor cifra se detecta durante la prepubertad, ya que entre los 6 y 12 años la prevalencia asciende al 16%. El Ministerio de Sanidad y Consumo considera que los hábitos alimentarios y la poca actividad física son las principales causas del incremento de la denominada por la OMS como "epidemia del siglo XXI". En septiembre de 2005, el sector publicitario se surtió de un código de autorregulación dirigido a la prevención de la obesidad y dirigido a menores. Este código, denominado Paos, estaba inscrito en la más general Estrategia para la Nutrición, Actividad Física y Prevención de la Obesidad (Naos). El estudio descriptivo de ambos investigadores entre las últimas fechas previas al establecimiento del código y las posteriores a que la industria publicitaria se surtiera de reglas para evitar la proliferación de la obesidad destapa que el establecimiento del código no ha surtido efecto.

 

Los investigadores analizaron la programación infantil vespertina de La2 en mayo de 2005, esto es, cuatro meses antes de la aprobación del código Paos, y repitieron la operación con la programación de mediodía del mismo canal dos años después, cuando ya estaba vigente. El cambio de franja se produjo debido a que los autores consideraron  que en 2007 por la tarde la cadena pública se dirigía más a un público adolescente. En 2005, los telespectadores se sometían a una media de 14 anuncios por cada corte publicitario, de los que el 32% eran de productos alimenticios. En 2007, se emitían 25 anuncios en cada intervalo, con un incremento al 48% de contenidos alimenticios. En ambos periodos, los alimentos más ofertados fueron galletas, cereales de desayuno, lácteos, helados, bollería, batidos, cacao y golosinas. Estos productos, señala el estudio "son muy energéticos y de poco valor nutritivo, generalmente ricos en azúcares simples y grasas".

 

La televisión ejerce una gran influencia entre los menores de edades preadolescentes. Los investigadores recuerdan que un estudio similar realizado entre escolares británicos demostraba la "estrecha relación" entre la publicidad y el consumo de productos publicitados. Los diez productos más consumidos por los chicos encuestados correspondían al top ten de anuncios de alimentos. Según un trabajo del Consejo del Audiosual de Cataluña, los menores pasan actualmente más horas delante de monitores (fundamentalmente la televisión) que en el colegio. En vista de los resultados, los autores recomeindan a anunciantes y agencias de publicidad "estrategias conjuntas para elaborar una publicidad de alimentos educativa, dirigiendo su influencia hacia una alimentación sana, equilibrada y complementada con ejercicio físico".