Salud España , Castilla y León, Miércoles, 17 de marzo de 2010 a las 15:54

Los médicos de Atención Primaria serán formados para la detección precoz de la degeneración macular

La Consejería de Sanidad y Novartis acuerdan el desarrollo de un programa de actualización formativa que contará con la colaboración del IOBA

CGP/DICYT Los médicos de Atención Primaria de Castilla y León participarán en un proyecto pionero a nivel nacional para la detección precoz de la degeneración macular asociada a la edad (DMAE) en virtud del acuerdo suscrito hoy entre la Consejería de Sanidad y la empresa Novartis. Esta enfermedad, relacionada con la edad del paciente, se sitúa como primera causa de ceguera irreversible en los mayores de 50 años y la detección precoz es el factor “clave” para evitar su desarrollo. En este diagnóstico precoz se encuentran directamente involucrados los profesionales de Atención Primaria, por lo que se prevé iniciar un programa de formación específica que les permita reconocer los primeros signos y síntomas de la enfermedad.

 

La primera actividad que se pondrá en marcha es un curso on line que será tutorizado por profesionales del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de Valladolid. Tal y como ha avanzado Francisco Javier Álvarez Guisasola, consejero de Sanidad, las 200 plazas disponibles “se han cubierto casi inmediatamente”, un interés que ya se había puesto de manifiesto a través de las encuestas sobre la formación específica que demandan los profesionales de Atención Primaria.

 

Yolanda Salvador, responsable de la Unidad de Oftalmología de Novartis, ha destacado que si la experiencia piloto se desarrolla con éxito el objetivo de la compañía farmacéutica es extenderla al resto de comunidades autónomas. Asimismo, ha subrayado que es el momento ideal para llevar a cabo esta iniciativa, ya que en la actualidad existen herramientas para tratar la enfermedad, como fármacos específicos.

 

En este sentido José Carlos Pastor, responsable del IOBA, ha recordado que existen dos tipos de DMAE, una seca, de menor gravedad y de progresión lenta, que supone el 85 por ciento de los casos diagnosticados; y formas húmedas de mayor impacto, puesto que su progresión es rápida y sin el tratamiento adecuado puede desencadenar la pérdida de la visión en un corto plazo. Uno de los síntomas que caracteriza esta variedad es “la aparición de vasos anormales”.

 

No obstante, ya existen fármacos capaces de controlarlos, por lo que la detección precoz es fundamental para iniciar la terapia y que ésta tenga éxito. Incluso, según ha detallado Yolanda Salvador, los ensayos clínicos llevados a cabo demuestran que casi el 40 por ciento de los pacientes diagnosticados precozmente y tratados mejoran hasta en tres líneas su visión, lo que equivale “a poder valerse por si mismo o no”.

 

Factores de riesgo

 

Por otro lado, se han descrito una serie de factores que predisponen a la aparición de esta enfermedad degenerativa de la mácula (parte central de la retina), como son la herencia genética, el tabaquismo, la obesidad, la exposición directa al sol, la hipertensión arterial o los malos hábitos alimentarios. La mácula es un órgano del que depende la visión central directa y, por tanto, es la parte de la retina que permite la realización de importantes tareas diarias como leer, conducir, cocinar o identificar personas.

 

Uno de los factores que complica el diagnóstico precoz es la falta de dolor, lo que en muchas ocasiones mueve a los pacientes a no acudir a la consulta pese a tener síntomas como la percepción distorsionada de líneas rectas, precisa José Carlos Pastor. La visión borrosa, la sensación de falta de luz, la alteración de distancias y alturas, la aparición de luces que no existen en el campo visual e incluso de un punto negro (algo que sucede cuando la enfermedad está avanzada), son otros de los síntomas característicos de la DMAE.