Alimentación España , León, Lunes, 04 de enero de 2010 a las 13:54

Prueban si el orujo de oliva podría ser usado en la alimentación de pequeños rumiantes

Una investigadora de la Universidad de León colabora en la investigación sobre este subproducto procedente de la extracción de aceite de oliva

Antonio Martín/DICYT España es la principal productora mundial de aceite de oliva, proporcionando cada año al mercado internacional un tercio de este alimento. Sin embargo, durante el proceso de extracción, no todo el contenido de la aceituna es aprovechable para obtener el denominado oro líquido. Aproximadamente un 80% del total del fruto que se procesa se convierte en un subproducto denominado alperujo. Su acumulación supone un problema para las almazaras, los lugares donde se exprime la aceituna. Un grupo de investigadores españoles, con los que colabora la científica de la Universidad de León Dolores Carro, trabaja en la actualidad para comprobar si este orujo podría ser utilizado en la alimentación de pequeños rumiantes.

 

Producto típicamente mediterráneo (donde se focaliza su producción mundial), el proceso de extracción de aceite de oliva ha cambiado en los últimos quince años. La tecnología de extracción en tres fases ha ido dando paso en España a una de dos etapas. Esta alternativa surgió en un intento de disminuir la producción de un subproducto denominado alpechín, altamente contaminante y que era vertido a los ríos. En la tecnología de tres fases, la almazara obtenía primero orujo, que es la mezcla de huesos de aceituna, piel y carne y es reutilizable; y después un líquido en dos fases que contiene alpechín y el aceite de oliva, que luego eran separados. En la de dos fases, por un lado se obtiene el aceite y por otro una pasta denominada alperujo, que contiene una mezcla de orujo y alpechín.

 

El cambio de tecnología ha supuesto un aumento de la cantidad de orujo. Por cada litro de aceite de oliva, se originan cuatro de este subproducto. "Estudiamos las posibilidades de utilizar el orujo en procesos de alimentación de pequeños rumiantes", indica a DiCYT Carro, que pertenece al Departamento de Producción Animal de la Universidad de León y que colabora con científicos de la Estación Experimental del Zaidín (centro propio del CSIC ubicado en la provincia de Granada). Con este trabajo, los investigadores pretenden, por un lado, permitir una salida a este subproducto, puesto que su acumulación puede suponer una problema para los productores de aceite de oliva, y, por otro, ofrecer una alternativa a los sistemas de alimentación de explotaciones ovinas o caprinas. Se sabe que, de forma tradicional y especialmente en épocas de escasez, los orujos de oliva se han empleado en algunos países mediterráneos, como Tunicia, en la alimentación de ovejas y camellos.

 

Contenidos del orujo

 

A la hora de afrontar esta investigación, los científicos comprobaron que existía documentación sobre las características de los orujos procedentes de la producción en tres fases, pero que apenas había literatura sobre las nuevas tecnologías empleadas en la actualidad. Los investigadores supusieron que ambos tipos de orujo contenían diferentes composiciones, ya que los procesos de extracción modifican las proporciones relativas al epicarpio, mesocarpio, endocarpio y almendra (las partes de la aceituna desde fuera hacia dentro). Por este motivo, se centraron en este nuevo sistema de producción. Los datos existentes sobre la tecnología de tres fases indican que el orujo de oliva es poco digestible, especialmente en lo relativo a las proteínas. El alpechín contiene compuestos fenólicos, especialmente taninos, que pueden resultar adversos si se emplean en la alimentación animal.

 

Los investigadores han iniciado una serie de trabajos para reducir la influencia de los taninos, un metabolito secundario implicado en el crecimiento y reproducción de las plantas. Para ello, han empezado a aplicar un compuesto, denominado PEG (polietilén glicol), para acomplejar los taninos. A través de trabajos in vitro, el equipo de investigadores han empezado a comprobar los efectos en diferetes elementos de la dieta de pequeños rumiantes, con el fin de comprobar si el orujo de oliva procedente de procesos de producción de dos fases es utilizable en su alimentación. El último hallazgo de este grupo, publicado en Journal of Animal Physiology and Animal Nutrition, apunta a que el orujo de oliva no produce efectos negativos en la suplementación de aminoácidos y nitrógeno.