Tecnología España , Valladolid, Jueves, 04 de febrero de 2010 a las 12:42

Un investigador de la Universidad de Valladolid idea un sistema que detecta minas antipersona de plástico

Se basa en infrarrojos y es capaz de determinar si objeto entrerrado es una mina y a qué profundidad se encuentra

Cristina G. Pedraz/DICYT La detección de minas antipersona de plástico es una labor compleja. A diferencia de otro tipo de minas, como las “antitanque”, apenas están compuestas de metal y los detectores de este tipo son incapaces de localizarlas. A este hecho se suma su escaso precio. La fabricación de este tipo de explosivos supone un coste cercano a los dos euros, por lo que son ampliamente utilizadas en países de Oriente Medio y África donde se han originado conflictos.

 

En la actualidad la búsqueda de las minas antipersona de plástico para su desactivación se realiza de forma rudimentaria, aunque existen alternativas basadas en el uso de radar o las imágenes de infrarrojo. En esta última línea, Fernando Pardo seco, ingeniero del Departamento de Tecnología Electrónica en la Universidad de Valladolid ha desarrollado un novedoso sistema de detección. “La mina tiene distintas propiedades térmicas que el suelo, entonces cuando se toman distintas imágenes de infrarrojo del terreno a intervalos regulares la mina produce una perturbación, lo que nos indica que hay algo enterrado”, explica el científico.

 

Después, el software específico que ha creado genera mapas térmicos del suelo en tres dimensiones. “Utilizando un algoritmo, somos capaces de detectar si lo que hay enterrado es una mina y no una piedra u otro objeto, y a que profundidad se encuentra”, precisa. El trabajo, realizado en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela y La Sapienza de Roma (Italia), ha centrado la tesis doctoral de Fernando Pardo. Paula López, investigadora de la universidad gallega, ha sido quien ha obtenido el algoritmo de detección.

 

Menos tiempo

 

Una de las mejoras que introduce el sistema desarrollado es la reducción de tiempos. “Con otros algoritmos analizar una porción de suelo de un metro cuadrado podía durar una hora y desde el punto de vista práctico esto no es muy eficiente. Lo que nosotros logramos es reducir estas cuatro horas a diez minutos, que ya es un tiempo más razonable”, asegura el experto. En cuanto a la superficie que el método de detección es capaz de abarcar señala que, al alejar la cámara infrarroja para analizar un terreno mayor, “se pierde resolución”. Por ello, examinan el suelo en porciones de un metro cuadrado. “Si se coloca la cámara más alta para abarcar más terreno las minas van a ser unos pocos píxeles y no se va a poder detectar nada”, aclara.

 

Finalmente, cuando se detecta una de las minas de plástico lo que se hace es desactivarla, frente a otros procedimientos de explosión controlada. De este modo, relata Fernando Pardo, se evitan problemas de contaminación del suelo. “En el caso de las minas antitanque lo único que interesa es despejar el terreno, por lo que se explotan, pero quedan restos”, señala, tras añadir que en el caso de las minas antipersona “esto no interesa porque sino la tierra no se puede utilizar en agricultura”.

 

Con el sistema implementado, además de detectar minas se pueden localizar otros objetos. Sólo es necesario conocer su propiedad térmica, según apunta el investigador. Así, los infrarrojos se utilizan en “técnicas de evaluación no destructiva”, como por ejemplo para analizar piezas en una fábrica y controlar si cuentan con algún tipo de defecto.