Tecnología España , Salamanca, Martes, 12 de marzo de 2013 a las 15:07

Un proyecto europeo de separación de nanopartículas será útil en alimentación y biomedicina

La Universidad de Salamanca es el único socio español de esta iniciativa, que emplea partículas magnéticas que permiten obtener proteínas u otros componentes de una mezcla, una tecnología de interés en diversos campos

JPA/DICYT La Universidad de Salamanca es la única entidad española que participa en el proyecto europeo MagPro2Life (Advanced Magnetic nano-particles deliver Smart Processes and Products for Life), una investigación en la que participan 15 socios entre entidades científicas y empresas y que trabaja en la separación de nanopartículas magnéticas, un proceso que resulta útil para diversos campos, desde la agroalimentación a la biomedicina.

 

La institución académica salmantina ha presentado hoy el proyecto, que lleva activo tres años y cuenta con un presupuesto de 11 millones de euros, de los que 650.000 son gestionados por el Grupo de Investigación APLICAMA (Aplicaciones de los Campos Magnéticos en Procesos Químicos, Ambientales y Biológicos) de la Universidad de Salamanca. Entre los socios, están prestigiosas entidades científicas como la ETH de Zurich (Suiza) y la Universidad de Birmingham (Reino Unido), además de las empresas Dupont-Solae y Merck, interesadas en las aplicaciones farmacéuticas de la iniciativa, según la información recogida por DiCYT.

 

El proyecto tiene “una parte teórica y una parte muy aplicada”, ha afirmado la vicerrectora de Investigación de la Universidad de Salamanca, María Ángeles Serrano, que ha estado acompañada en la presentación por Paulo Aloísio Edmond Reis da Silva, investigador del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Salamanca, y por Ion Morjan, director del National Institute for Laser, Plasma & Radiation Physics (INFLPR) de Bucarest (Rumanía), uno de los socios europeos.

 

Paulo Aloísio Edmond Reis da Silva ha explicado que la biomedicina es uno de los principales campos de aplicación de este trabajo. Las nanopartículas magnéticas permiten separar, por ejemplo, glóbulos rojos y glóbulos blancos. Sin embargo, el “hito principal” de esta investigación es la separación de proteínas, ya que este método permite obtener proteínas de alto valor añadido que resultan del máximo interés de científicos y empresas para diversos sectores.

 

Algunas de las proteínas que se pueden separar gracias a este proyecto pueden tener, por ejemplo, valor anticancerígeno, así que el desarrollo de productos farmacéuticos es una de las potencialidades de esta iniciativa. De hecho, los responsables de la iniciativa tienen previsto reunirse con el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca para explorar posibles vías de colaboración.

 

Diferentes etapas


El trabajo consta de tres etapas que se reparten los distintos socios europeos. En un primer nivel está la producción de nanopartículas magnéticas, un trabajo en el que está implicado, entre otros, INFLPR de Bucarest. Un segundo paso consiste en dotar estas partículas de una función específica para que se adhieran, por ejemplo, a un determinado tipo de proteínas de interés. Finalmente, un tercer grupo de socios, entre los que está la Universidad de Salamanca, se encarga de emplear estas partículas para desarrollar la tecnología de separación magnética.

 

En concreto, lo que se hace en Salamanca es diseñar y construir el aparato que separa las partículas. “Tenemos que ver hasta qué nivel podemos llegar, es un proceso que cada vez se puede optimizar más”, indica Reis da Silva.


“Es una nueva área de la ciencia”, ha asegurado el investigador, “en una mezcla de flujos biológicos podemos separar individualmente distintos componentes”. Se trata de aprovechar las nanopartículas funcionalizadas para etiquetar las proteínas, de forma que se adhieran a ellas y así se puedan separar magnéticamente del resto de la mezcla. En el aparato diseñado en Salamanca quedan atrapadas y cada tipo de sustancia sólo tiene una salida. Este “clasificador” aún está en desarrollo y constituye la gran aportación de la Universidad de Salamanca.

 

“Vamos a pasar del laboratorio a la empresa, este proyecto se traducirá en patentes y artículos científicos”, apunta el experto, además de generar empleo, por el momento, cuatro plazas en la Universidad de Salamanca y la posibilidad de crear una empresa spin-off que explote los resultados. “Podemos ayudar a las empresas europeas a aprovechar sustancias de desecho”, comentó el especialista, compuestos que se pueden recuperar y rentabilizar gracias a esta tecnología de separación magnética.

 

Rumanía

 

Por su parte, Ion Morjan, director del National Institute for Laser, Plasma & Radiation Physics (INFLPR) de Bucarest (Rumanía), ha explicado que se trata de un largo proceso. “Nosotros podemos obtener partículas nanomagnéticas, es decir, las que están entre uno y 100 nanómetros [un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro], del tamaño de las células, y se las proporcionamos al consorcio. Es una herramienta para separar proteínas y tiene un gran campo de aplicación en agroalimentación o medicina”, aseguró. Los científicos rumanos emplean tecnología láser en su parte del trabajo, lograr las nanopartículas, la clave del proyecto.

Para países como España y Rumanía estar presentes en un proyecto de esta magnitud es muy importante, porque la propiedad intelectual de los resultados de esta iniciativa le corresponde a los socios, ha puntualizado Ion Morjan, de manera que si otras entidades desean explotarlos, tendrán que pagar por ello.


Está previsto que el proyecto MagPro2Life finalice en el presente año, pero podría obtener una prórroga para completar los resultados. Además, este grupo de socios europeos está planteando desarrollar un nuevo proyecto a partir de esta experiencia conjunta que permita continuar en esta línea de investigación.