Tecnología España , Ávila, Miércoles, 12 de septiembre de 2007 a las 16:49

Una empresa abulense realiza los estudios geotécnicos para el AVE

Los análisis se basan en tomografía electromagnética, que inyecta corriente en el terreno

Marta Martín Gil/DICYT La empresa abulense Técnicas Geofísicas, dedicada a la investigación del subsuelo mediante la aplicación de la Geofísica en campos como la minería, la Hidrología, la ingeniería civil, el medio ambiente o la Arqueología, es la principal responsable de los estudios geotécnicos previos a la construcción del eje atlántico del AVE (La Coruña-Vigo-Pontevedra) y del de Madrid-Levante. Un trabajo que realiza gracias a la tecnología de la que disponen, única en nuestro país, y a los conocimientos de sus dos responsables, Pedro Carrasco, profesor de Prospección Minera en la Escuela Politécnica Superior de Ávila, y Pedro Carrasco García, ingeniero de Minas, que son padre e hijo respectivamente.

"Antes de que se haga una línea del AVE se llevan a cabo muchos estudios", comienza a explicar su labor Pedro Carrasco, entre ellos los del terreno. "Y aquí es donde participamos nosotros determinando las características de los terrenos por donde se va a construir la línea, tanto en profundidad como a nivel de superficie". Esas características del terreno son dureza, cohesión, expansividad o textura, elementos que hay que tener en cuenta antes de lanzarse a construir una línea de tren, como es este caso. "Tenemos que saber cómo están dispuestas las capas", aclara el profesor de la Politécnica, "si hay fallas, si hay fracturas, si el terreno es blando o si es ripable", es decir, si en esa zona son necesarios los explosivos o no para continuar trabajando. "Extraer un metro cúbico de roca ripable cuesta unos tres euros de media, mientras que si no lo es, cuesta entre 60 y 100 euros", puntualiza, y señala que, como es lógico, trabajan con mucha más intensidad en zonas complejas, como pueden ser los túneles, donde resulta más complicado saber qué se van a encontrar.

Para realizar sus análisis, los trabajadores de Técnicas Geofísicas recurren a la tomografía electromagnética, algo más complicada que la tomografía eléctrica (que se basa en un trabajo de picas para comprobar la resistencia del terreno). "Con la tomografía electromagnética, lo que hacemos es inyectar un bucle en el terreno (un cuadrado de diez por diez metros, o de veinte por veinte) e inyectar corriente al terreno", comienza a explicar el procedimiento. "La respuesta del terreno frente a ese campo electromagnético que generamos, nos determina las características geoeléctricas", continúa.

"Es decir, nosotros inyectamos corriente y eso genera un campo, y estudiamos ese campo, cuyas características dependen de los materiales que haya en el subsuelo", aclara. "Este bucle se solapa con otro, éste con otro al final tenemos un registro continuo en la zona donde queramos determinar las características del terreno", agrega, y aclara que esto se conoce como "sondeo a testigo continuo", básico para conocer la distribución de las capas de la tierra en profundidad.

Otros trabajos arqueológicos

Técnicas Geofísicas está también presente hoy en día en el Castro Ventosa, en Cacauelos (León), una superficie grande para investigaciones arqueológicas, al extenderse a lo largo de 5’5 hectáreas. Allí, sus ingenieros trabajan en el antiguo asentamiento romano, colaborando con el CSIC a la hora de sacar a la luz las posibles edificaciones que hubiera en esa época antigua. “Fue una zona de gran actividad minera en época de los romanos, siempre muy ávidos por la industria del oro", dice Carrasco, que señala que se encuentra en una zona próxima a Las Médulas. En este caso emplean la tomografía eléctrica, según explica y señala que el trabajo se realiza mediante la colocación de unas picas y la introducción de corriente para medir la resistividad".