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Un Verano en el Hielo 22/07/2009

Vuelo en helicóptero

Llegó el día, el gran día. Con una ilusión enorme se me dibuja una sonrisa en la
cara, cuando al despertarme soy consciente de que es hoy, el día en que el
helicóptero nos va a aproximar a la zona de trabajo en el Ártico Sueco.

Helicóptero

Acercamos el coche hasta el helipuerto y allí comenzamos a bajar el material que
hemos de llevar con nosotros: 5 contenedores, 5 sacas grandes, 5 mochilas, 3 tiendas
de campaña, un grupo electrógeno, 2 garrafas de combustible., en total algo más de
300 kilos. Es una suerte que en esta zona el precio del transporte en helicóptero
sea tan asequible. Hay bastantes montañeros suecos que se mueven por estos parajes y
lo utilizan habitualmente.

El piloto que nos llevará en esta ocasión no nos conoce personalmente, pero ha oído
hablar de nosotros a algunos de sus compañeros y está encantado, por fin, de
conocernos.

Es la tercera vez que venimos a esta región. La primera había sido en el verano de
2006 para instalar la estación que aquí tenemos, que de hecho es la de más reciente
incorporación a la red de estaciones de medida de GLACKMA.

Ayudamos al piloto y al encargado del helipuerto a mover el material hasta el
helicóptero. Ahí ya son ellos, los entendidos, los que continúan clasificando y
acomodando según pesos y espacio ocupado, de manera que la carga quede equilibrada.
Para poder meter toda la carga se vieron obligados a desmontar los 3 asientos que
quedaban libres -tiene capacidad para 5 personas y el piloto-.

¡Todo listo! Adolfo me cede el puesto de copiloto, así que con cámara de vídeo en
mano, me acomodo y comienzo a grabar. Cinturones de seguridad, cascos con micrófono
para evitar el ruido de los motores y poder hablar entre nosotros, el piloto
enciende el motor, va comprobando todos los indicadores, últimas palabras con el
controlador del helipuerto. el ruido aumenta. y comenzamos a elevarnos. ¡Me encanta
este despegue vertical de los helicópteros!

Está nublado y lloviendo, pero eso no quita para disfrutar del paisaje durante los
25 kilómetros que nos separan del punto elegido para montar el campamento. El
ascenso por un valle encajado, justo antes de llegar a la zona de los glaciares en
que trabajamos, es espectacular. El piloto nos pregunta la fecha de nuestro regreso,
pues él se va unos días de vacaciones, y tiene especial interés en recogernos de
nuevo al regreso. Se alegra al comprobar que para entonces ya estará de nuevo en el
trabajo.

Llegamos. Desciende, parándonos en el punto indicado. Es una zona bastante amplia y
llana, cómoda para las maniobras del helicóptero, aunque el tiempo no esté muy
bueno. Bajamos, descargamos el material, nos despedimos del piloto, grabo el
despegue e inicio de su retorno. y allí estamos ya.

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