Un Verano en el Hielo

Glackma 2009, Desde el año 2001 los expedicionarios Carmen Domínguez (USAL) y Adolfo Eraso (UPM), trabajan en un proyecto dedicado a monitorizar la evolución del calentamiento global utilizando los glaciares como sensores naturales.
Un Verano en el Hielo 20/08/2009

Una breve tregua en el tiempo

Casi sin darnos cuenta, concentrados en el trabajo como estábamos, no éramos realmente conscientes del mal tiempo que nos había tocado durante todos estos días, hasta que una madrugada a las 4, el sol se abre paso con fuerza entre las nubes echándonos de los sacos de dormir. No se aguanta el calor en el interior de las tiendas de campaña.

¡Sí! Es entonces cuando nos damos cuenta que habíamos tenido tiempo bastante desapacible para estar todo el día a la intemperie: lluvia que en muchas ocasiones era agua-nieve o lluvia helada debido a las temperaturas más bien bajas, vientos fuertes que hacían descender la sensación térmica, nubes que cubrían completamente el cielo y bajaban de cota en numerosas ocasiones transformándose en una niebla que nos invadía completamente con su continua humedad.

Alguna vez como por arte de magia, se apartaba repentinamente la niebla, las nubes disminuían y nos ofrecían imágenes inolvidables del espectacular paisaje que nos rodea. Como lo conocemos muy bien de años anteriores, daba la sensación que caprichosamente se habían puesto de acuerdo todos los elementos naturales en esta ocasión, para ir enseñándonoslo poco a poco, como si se tratase de un cuadro que fuéramos desvelando pincelada a pincelada.Sol de medianoche en el Ártico

No es de extrañar que ese sol intenso que parecía había puesto la luz larga, te desvelara por completo y te hiciera salir de la tienda para mirar una y otra vez a todo tu alrededor. El cielo completamente azul, ni una sola nube… ¡parecía increíble!… poder ver el cuadro completo, encajando todas las pinceladas que sólo parcialmente habíamos podido contemplar durante los días anteriores.

En estas condiciones cambia por completo el trabajo y la vida en el campamento. Nos toca en plena campaña de aforos y se agradece por dos razones. Por un lado, el cambio de condiciones meteorológicas nos asegura un cambio seguro en el caudal del río, pues la respuesta de los glaciares va a ser diferente. Ese cambio de caudal nos ofrecerá diferentes valores para poder aforar y añadir así, alguno más a nuestra curva de ajuste o calibrado. Por otro lado, el buen tiempo se agradece también para poder quitarse el traje empapado después de cada aforo en el agua a casi a 0ºC y sentir cómo el sol te ayuda a entrar en calor más rápidamente.

Las esperas entre aforo y aforo son también más confortables, la vida en el campamento parece otra completamente diferente: cocinamos con tranquilidad sin que nos esté cayendo continuamente la lluvia encima, podemos permitirnos incluso el lujo de preparar un postre, un magnífico arroz con leche que nos espera metido entre la nieve cogiendo la temperatura idónea mientras comemos.

Las tiendas, el material, la ropa… todo se va secando. Pienso incluso que vamos a tener a partir de ahora ya buen tiempo… bueno, en realidad es un deseo. Pero lo espero tanto que creo que va a ser así en realidad y hago planes para los días que nos quedan en la zona. Poder combinar con los aforos unas buenas caminatas por las diferentes montañas que nos rodean, observando bien todos los glaciares que componen nuestra cuenca.

Sí, todo fue un deseo, sólo un deseo…

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