Alimentación España , Salamanca, Lunes, 27 de noviembre de 2006 a las 14:40

Castilla y León destinará 1'8 millones de euros a la recuperación del águila perdicera

La comunidad ha perdido el 50% de la población de estas aves en los últimos 20 años

Ana Victoria Pérez/DICYT La Junta de Castilla y León acaba de aprobar el decreto que recoge el Plan de Conservación del Águila Perdicera en la comunidad, en el que se contemplan inversiones por un importe total de 1.878.000 euros repartidas a lo largo de seis años destinadas a mejorar el hábitat del águila perdicera en la región, frenando la desaparición paulatina de esta especie que en los últimos 20 años ha reducido a la mitad su presencia en los cielos castellanoleoneses.

El águila perdicera es una de las rapaces ibéricas que mayor regresión ha sufrido en los últimos años y la reducción de las poblaciones ha llevado a que en el año 2000 la especie pasara de la categoría “de interés especial” a la de “vulnerable”, siendo seleccionada el pasado 2005 como Ave del Año por la Sociedad Española de Ornitología.

 

Los motivos de este descenso del número de aves son múltiples ya que, por un lado, soportan una elevada mortalidad, tanto por electrocución en líneas eléctricas de alta tensión como por su persecución directa, y por otro, el éxito de cría es muy bajo. Los responsables del Plan de Conservación del Águila Perdicera ha querido que la mayor parte de las medidas de protección incidan sobre esos dos aspectos, prestando especial atención al problema de los tendidos eléctricos ya que, según datos de SEO/Birdlife, el 50% de estas rapaces muere electrocutada.

 

Mejorar la reproducción

La segunda línea de actuación estará dirigida a mejorar las tasas reproductivas de estos animales. Según datos de la Junta de Castilla y León, la media de puesta del águila perdicera está entre uno y tres huevos, y su periodo de cría se extiende de febrero a mayo. Una vez que los huevos eclosionan los nuevos aguiluchos tardarán una media de 60 días en abandonar el nido. Conseguir que los tres pollos salgan adelante requiere, según ha explicado los técnicos regionales de medioambiente a DICYT, la eliminación de las áreas reproductivas de todos aquellos factores que pueden resultarles molestos o estresantes, así como mejorar la cantidad de presas disponibles para la alimentación de los aguiluchos.

La falta de sus presas predilectas, por la sobreexplotación de los recursos cinegéticos y el cambio del hábitat está forzando a estas rapaces a seleccionar especies menos adecuadas para su alimentación, como son las palomas, gaviotas o córvidos, facilitando la transmisión de enfermedades. De ahí la importancia que adquieren las medidas previstas por la Junta de Castilla y León, que se sumarán a las escasas iniciativas de conservación que han surgido del ámbito privado centradas en mejorar los recursos cienegéticos destinados a la alimentación de la especie. La más significativa une desde el año 2002 a tres universidades europeas, entre las que se encuentran la Universidad de León, la Universidad Federico II de Nápoles (Italia), y la Universidad Vila Real e Alto Douro (Portugal), que con el apoyo económico de la empresa europarques, actual gestora de los cruceros fluviales por el Duero en el entorno de la localidad lusa de Miranda do Douro, han desarrollado un programa de reintroducción genética y sanitariamente controlada del conejo de monte en el Parque Natural de Las Arribes del Duero.

 

Reductos salmantinos y zamoranos
El águila perdicera, también conocida como águila de Bonelli, es una especie característica de los ambientes mediterráneos, donde se instala en territorios donde predominan los matorrales, pastizales y cultivos típicos de secano. Se trata de áreas en las que es fácil encontrar perdices y conejos que constituyen su fuente de alimento principal. El águila de Bonelli prefiere, sin embargo, los cortados rocosos y barrancos para instalar sus nidos como los 122 kilómetros de acantilados fluviales labrados por el río Duero en la frontera natural que separa las provincias castellanoleonesas de Salamanca y Zamora del vecino Portugal. El entorno de Las Arribes donde se asentaba una de las poblaciones de águila de Bonelli más importantes de Europa, alberga hoy en día unas 19 parejas.

Se calcula que España alberga el 70% de los individuos europeos de la especie, con una población que ronda las 750 parejas. Un número importante si se tiene en cuenta que la población europea es muy pequeña, y en su conjunto es inferior a las 1.000 parejas.