"Podemos hacer una 'Tierra de Saber' en Castilla y León"
José Pichel Andrés/DICYT Antonio Sánchez Cabaco ha iniciado el curso 2011-2012 como nuevo vicerrector de Investigación, Innovación y Nuevas Tecnologías de la Universidad Pontificia de Salamanca tras el nombramiento de Ángel Galindo García como rector. En una entrevista a DiCYT, el catedrático de Percepción, Atención y Memoria de la Facultad de Psicología analiza las tareas que tiene por delante como responsable de la investigación, la innovación y la transferencia de conocimiento de la institución académica. La ampliación de proyectos exitosos como el Club de Innovación, la internacionalización o el refuerzo de los grupos de investigación están entre los asuntos prioritarios.
Pregunta. ¿Cuáles son los retos que asume como vicerrector de Investigación?
Respuesta. Estamos en un momento importante porque hay un cambio de cultura universitaria en torno a la investigación y la innovación. Hemos pasado del carácter académico a requerir que el profesor sea un investigador que publica en revistas de impacto y ahora, un innovador que transfiere conocimiento. Cualquier revolución necesita tiempo para que las personas cambien el chip, estábamos asentándonos en el papel de investigadores que publican y ahora, por moda y por necesidad de que la Universidad dé respuestas a la sociedad actual, se nos pide que la Universidad innove de forma útil y que esas innovaciones se transfieran a la empresa y a la sociedad. Nuestra gran responsabilidad es crear una cultura organizacional para responder a lo que la sociedad demanda con las características particulares que tiene nuestra Universidad al ser católica.
P. ¿En qué es fuerte y qué debe mejorar la Universidad Pontificia?
R. La Universidad ha hecho apuestas interesantes, como el Club de Innovación, el modelo de la Oficina de Transferencia de Conocimiento (OTC) y otras en ámbitos menos tecnológicos. Tenemos una riqueza importante, porque ofrecemos un ámbito de investigación que va desde los elementos tecnológicos más punteros hasta el ámbito de las Humanidades. Esto es una fortaleza: mantenemos la tradición con la innovación. Sin embargo, cualquier institución tiene siempre elementos de mejora y en ese punto estamos, haciendo un diagnóstico de la situación. Entre los retos está la ampliación de la acreditación del profesorado y sobre todo el fortalecimiento de los grupos de investigación, en el que trabajaremos en los próximos años. Hasta ahora eran grupos internos y ahora hay que modificar reglamentos para abrirlos y hacer grupos mixtos con investigadores de fuera de la Universidad para enriquecernos.
P. ¿Cómo son las relaciones con otras universidades y con otros países?
R. El rector ha anunciado que uno de los grandes objetivos es la internacionalización. De todas las posibilidades, habrá dos líneas: acuerdos en postgrados e investigación. Tenemos borradores de convenios con universidades, muchas del ámbito iberoamericano, pero también europeo y de países emergentes. La idea es hacer intercambios de profesores y alumnos y realizar proyectos conjuntos. Va a ser uno de nuestros grandes esfuerzos, que va parejo al refuerzo de los grupos de investigación.
P. ¿Qué pueden hacer para mejorar la transferencia?
R. Estamos dentro del Proyecto T-CUE de la Junta de Castilla y León y hemos desarrollado varias iniciativas en relación con el desarrollo de patentes. Hemos tenido experiencias previas modélicas que hay que mantener y potenciar. Una de las vías inmediatas es abrir el Club de Innovación. Hasta ahora tiene cuatro líneas de investigación en ámbitos ligados a la Facultad de Informática y vamos a ampliarlo a toda la Universidad porque entendemos que se pueden hacer innovaciones, por ejemplo, en el ámbito educativo o en el de la salud, innovaciones que nos den productos fácilmente transferibles a colegios y hospitales. Además, toda la Universidad puede formar parte de la cultura de innovación y de transferencia. Queremos que el resto de las facultades oferten líneas y los alumnos se adscribirían a ellas para el desarrollo de proyectos que, en la medida de lo posible, sean innovadores y transferibles.
Investigación en la Universidad de la Experiencia
P. El Club de Innovación ha sido un gran éxito, reconocido e imitado.
R. La Universidad Pontificia se caracteriza por ser creativa e innovadora. Lo fue poniendo en marcha la Universidad de la Experiencia, que nació aquí para toda España. En investigación, hemos demostrado que somos capaces de generar formas distintas de hacer. Aparte de los productos que han salido del Club de Innovación, lo importante es la formación de excelencia para los alumnos. Y, precisamente, este año tendremos una experiencia piloto de investigación intergeneracional, damos un paso más dentro de la Universidad de la Experiencia. La filosofía del aprendizaje a lo largo de la vida también se traducirá en investigación a lo largo de la vida. Esto es clave porque estás generando una actitud abierta. Una sociedad se empobrece si repite patrones, esta actitud de investigar e innovar es fundamental para estar abiertos a la búsqueda de nuevas soluciones, esto es lo que hace crecer a una institución como la Universidad, pero también a una sociedad dinámica a la hora de afrontar las situaciones. En las investigaciones tutorizadas de los alumnos se incluirán personas de la Universidad de la Experiencia que ya tienen la formación suficiente. Lo importante es que se introduzcan en la cultura de la investigación. No conocemos ninguna experiencia igual, hay que preguntarse sobre la realidad y buscar una vía metodológica correcta, que es lo que la investigación debe hacer para dar una respuesta científica.
Investigación en salud
P. ¿Qué potencial tienen otras áreas de investigación al margen de la Informática?
R. En el ámbito de salud, tanto en el campus de Salamanca como en el de Madrid hay un desarrollo muy importante, por ejemplo, en proyectos de investigación competitivos y en el desarrollo de tesis doctorales. Se podría reforzar si con el establecimiento y la ampliación de los grupos de investigación permitimos al alumnado un elenco mayor de posibilidades. Por ejemplo, los excelentes trabajos de fin de grado no se deben quedar sólo como trabajos académicos, sino que tenemos que animar a los alumnos a presentarlos en congresos. Si además van ligados a las líneas de investigación de los grupos, maximizamos los recursos, siempre en pro de la formación del alumno.
P. ¿Qué líneas de investigación se pueden destacar?
R. La Universidad acaba de adscribirse a ALINNSA, Alianza por la Investigación y la Innovación en la Salud, una iniciativa que está propiciada por el Ministerio de Ciencia e Innovación y algunas líneas de investigación coinciden con nuestros intereses. Hay grupos de investigación tecnológicos con el Centro de Investigación del Cáncer, en envejecimiento activo y en alimentación. Además, queremos hacer un grupo sobre TIC y salud que aúne los grupos de Informática con las titulaciones del ámbito de salud, como Psicología, Enfermería y Logopedia. También tenemos un servicio de asistencia en trastornos del lenguaje y la comunicación que queremos potenciar ligándolo con la investigación y formación.
Confianza y libertad
P. ¿Qué le demandaría a administraciones y empresas como apoyo a la investigación?
R. Confianza. Las empresas necesitan ver a la Universidad como una aliada que puede dar solución a problemas. A las instituciones, libertad. Tiene que haber un amplio margen de libertad para que se genere cultura de innovación. Si desde las instituciones se convocan proyectos con modelos excesivamente uniformados, esto resta posibilidades. La sociedad demanda una universidad que innove y transfiera, así que no pueden valer los mismos esquemas, necesitamos hacer giros flexibles, adaptarnos y aprovechar el potencial de las universidades con las características particulares de cada una. En el contexto de una reunión de las universidades privadas de Castilla y León, he manifestado que, al igual que en el sector agroalimentario se acuñó el término 'Tierra de Sabor', nosotros podemos hacer una 'Tierra de Saber' en Castilla y León. Cada universidad tiene un elemento diferencial que aporta, tenemos que superar localismos empobrecedores, mirar más nuestra riqueza para una asociación estratégica que nos puede interesar en posgrados, proyectos o campus de excelencia. Sumando podemos hacer más atractivo el espacio universitario regional en el ámbito docente y en la investigación. En este sentido, toda la línea de T-CUE es enormemente acertada porque nos da espacios de conocimiento y esto es básico para la comunicación.
P. 'Tierra de Saber' es un buen eslogan...
R. La filosofía que está en la base es lo que hay que transmitir, uno acuña una marca cuando tiene la idea de lo que quiere hacer.
P. ¿Qué comunicación tiene la Universidad con la sociedad?
R. En los últimos años la sociedad es más sensible a lo que se hace en la Universidad. Por muchas razones se ha superado el divorcio, pero la pregunta es si lo que la sociedad quiere de la Universidad coincide con las expectativas que la Universidad tiene. La sociedad pide que la Universidad maximice sus recursos y que acceda a ella todo el mundo, pero entonces las cuotas de calidad no pueden ser las mismas, porque el fracaso académico tiene un coste. Quizá la reflexión última es cómo resolver algunas incoherencias entre lo que la sociedad quiere y lo que la Universidad es. Hay que encontrar vías de síntesis, ambas están condenadas a entenderse. Además, es importante que estemos informando permanentemente en el terreno de la cultura científica acerca de lo que podemos hacer por la sociedad en general, por empresas e instituciones.