Salud España , Salamanca, Jueves, 17 de diciembre de 2009 a las 16:37

Algunos marcadores biol贸gicos de los fumadores podr铆an correlacionarse con su nivel de adicci贸n

La Unidad de Tabaquismo del Hospital Cl铆nico de Salamanca mide el nivel de mon贸xido de carbono en el aire expirado y el de nicotinina en sangre

JPA/DICYT Cuando un paciente llega a la Unidad de Tabaquismo del Hospital Clínico Universitario de Salamanca se le realizan al menos dos pruebas: una para conocer el nivel de monóxido de carbono que contiene el aire que expira y otra para determinar el nivel en la sangre de nicotinina, un derivado de la nicotina. La lógica lleva a pensar que cuanto mayores sean estos valores, más cantidad de cigarrillos fuma el sujeto en cuestión y, por lo tanto, más le costará dejar el hábito. Sin embargo, aún no hay estudios concluyentes que lo demuestren. Por eso, estas pruebas forman parte de una amplia investigación que está llevando a cabo la Unidad de Tabaquismo para correlacionar estos dos marcadores biológicos y los resultados que un test que se aplica para medir la dependencia de la nicotina en los fumadores.

 

Una prueba que consiste en soplar, similar a los test de alcoholemia, es suficiente para conocer el nivel de monóxido de carbono (CO) en los pulmones, uno de los componentes más nocivos del tabaco y principal responsable de las dificultades para respirar que tienen muchos fumadores, sobre todo si necesitan grandes aportaciones de oxígeno, como ocurre cuando se realiza ejercicio. La otra prueba mide en la sangre la nicotinina, que es un metabolito de la nicotina, es decir, una sustancia que se produce cuando la nicotina se metaboliza en el hígado, una vez que el organismo ha asimilado la nicotina a través de los pulmones.

 

El objetivo es ver “la correlación entre esos marcadores y la mayor o menor dificultad para dejar de fumar”, afirma en declaraciones a DiCYT Miguel Barrueco, responsable de la Unidad de Tabaquimos salmantina. La segunda parte se determina mediante el test de Fagerström, una prueba universalmente aceptada para medir el grado de dependencia física y psíquica de la nicotina. De hecho, los profesionales recurren a ella para decidir si un paciente que quiere dejar de fumar debe optar por una terapia sustitutiva o por otra, ya que determina si existe dependencia física de la nicotina.

 

Dos años más

 

El estudio lleva en marcha dos años, pero aún no hay resultados concluyentes. “Tenemos unos 500 pacientes nuevos por año, pero no todos los casos son valorables para esta investigación”, apunta el científico. Por eso, hasta el momento han participado unas 700 personas, una cifra insuficiente para sacar conclusiones, ya que el objetivo es controlar al menos a 1.500, de manera que el estudio se prolongará como mínimo dos años más.