Salud México Cuernavaca, Morelos, México, Martes, 15 de marzo de 2011 a las 14:23

Entrega buenas cuentas el CONGISP al cierre de su decimocuarta edici贸n

La sesi贸n plenaria cont贸 con la presencia tanto del Director General de la instituci贸n organizadora, Mario Henry Rodr铆guez, como de Mauricio Hern谩ndez 脕vila, Subsecretario de Prevenci贸n y Promoci贸n de la Salud

AC/INSP/DICYT En su último día de actividades, el 14 Congreso de Investigación en Salud Pública (CONGISP 2011) organizado por el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) ofreció a los asistentes distintos eventos de gran interés, entre ellos, de manera señalada, la sesión plenaria intitulada  Investigación y formación de capacidades para enfrentar los retos locales, regionales y globales en el futuro cercano y a más largo plazo, y la conferencia magistral Francisco J. Balmis, dedicada al tema El papel y el valor de los institutos nacionales de salud pública en una época de salud mundial.


La sesión plenaria contó con la distinguida presencia tanto del Director General de la institución organizadora, Mario Henry Rodríguez, como del Dr. Mauricio Hernández Ávila, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud federal, quienes destacaron la importancia de la investigación y la necesidad de formar investigadores y salubristas con las competencias necesarias para hacer frente a la cambiante y compleja realidad de la salud pública.


Durante su presentación en la sesión plenaria, el titular del INSP señaló que la formación de recursos humanos para la salud presenta diversas necesidades técnicas, y que a los futuros investigadores, líderes y responsables de la salud pública se les debe enseñar a aprender a aprender, pero sobre todo, que la investigación debe tener una utilidad y una meta específica para servir a la toma de decisiones por parte de la autoridad. Esa, señaló, es la investigación por misión que se lleva a cabo en la institución a su cargo.

 

La investigación por misión, afirmó Rodríguez, produce información basada en paradigmas para el desarrollo, integración y evaluación de programas y políticas en salud, así como para el diseño e innovación de los sistemas de atención a la salud de la población. Entre dicha información se encuentra el diagnóstico del estado de salud, la identificación de problemas y soluciones, la generación de soluciones a problemas prioritarios, innovaciones en la entrega de bienes y servicios de salud, estrategias para la utilización de estos por parte de la población, la evaluación de programas y políticas, así como estrategias de implementación y operación.

 

La investigación por misión se utiliza, dijo, no solo para hacer frente a la insuficiencia que existe tanto en la aplicación de resultados de investigación como en la interacción entre los servicios de salud y los generadores de conocimiento, sino para integrar aptitudes innovadoras basadas en evidencia científica en los profesionales de la salud. Porque la investigación debe estar orientada a promover la equidad y sentar bases para el desarrollo socioeconómico, además de abordar las necesidades para la construcción de sistemas de salud sostenibles, y promover la utilización de la evidencia científica en la toma de decisiones y el diseño e implementación de políticas públicas. Ese, subrayó, es y debe ser el credo del investigador.


Rodríguez hizo énfasis en que la investigación tiene como objetivo resolver problemas con base en la información y evidencia científica que provee. De ahí la necesidad de que los investigadores en salud, más que cualquier otro, sepan más: para generar las constantes innovaciones que se requieren. La innovación se debe entender como la base de la formación de los recursos humanos en salud. El investigador y el profesional de la salud no pueden casarse nunca con ningún sistema de salud vigente, sino buscar constantemente la forma de mejorarlo.


Por ello, afirmó el Director General del INSP, lo más importante es prepararlos para un futuro cambiante, donde lo que hoy es verdad, mañana puede no serlo, pues se trata de una mera verdad de trabajo, no de una verdad universal. Entre las aptitudes innovadoras basadas en evidencia científica que deben poseer los investigadores de la salud, mencionó la identificación de los principales nichos de acción, la interdisciplinaridad, la interacción con los operativos y la integración operativa, entre otras.

 

Se les debe enseñar a identificar a los tomadores de decisiones, a los diseñadores de políticas y a otros actores clave, pero también a entender las barreras de acceso y a implementar las estrategias adecuadas para superarlas. Asimismo, deben conocer las posibles soluciones y estrategias de aplicación de la nueva tecnología.


La investigación debe estar presente en todo el currículum de las instituciones formadoras de recursos humanos en salud, añadió, en donde se debe exponer a los alumnos a la investigación, proveyéndolos de aptitudes como toma de decisiones basadas en evidencia, capacidad de gestión del conocimiento, conciencia de la globalización, planeación y diseño de programas y políticas con base científica, cultura de innovación y renovación, cultura de evaluación y rendición de cuentas.


Respecto a la innovación, dijo que se debe pasar de un análisis aislado que consiste en el desarrollo del producto o intervención y en la eficacia y efectividad, a un análisis en contexto o investigación de la implementación, que incluya la adopción de dicho producto o intervención dentro de los sistemas de salud y por parte de la población, así como la evaluación y realimentación.

 

Por su parte, el Subsecretario Hernández señaló que, de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, se requieren más de cuatro millones de trabajadores de la salud a nivel mundial, casi la mitad de ellos en puestos directivos y como trabajadores de apoyo. La atención de enfermedades emergentes y crónico-degenerativas más complejas, explicó, exige la incorporación de nuevos profesionistas al equipo multidisciplinario. En el caso de México, afirmó el Dr. Hernández, no se cuenta con un marco sectorial con indicadores para la infraestructura y la contratación de personal de salud pública.


Más adelante compartió algunos de los resultados de una evaluación del personal de salud pública de 2008, según los cuales el capital humano de la Subsecretaría a su cargo cuenta con un nivel de capacitación alto, pero requiere fortalecer la formación y profesionalización del personal que tiene nivel de licenciatura o menor; se requiere de un fortalecimiento en las capacidades gerenciales y para la toma de decisiones, y las capacidades de comunicación básica para la salud pública se encuentran disminuidas y requieren ser reforzadas.

 

Profesionalización


En cuanto a los retos que se deben enfrentar para formar personal con las competencias requeridas, mencionó la simplificación de la atención en entornos con recursos insuficientes, el estrés por trabajo excesivo, la formación de personal insuficiente, la educación continua limitada, la indefinición en las funciones de rectoría para determinar tanto la fuerza de trabajo como las competencias necesarias, así como las limitaciones que existen para la creación de nuevas categorías y plazas en todos los niveles.


Finalmente, enlistó algunas de las tareas necesarias para la profesionalización de la salud pública, incluidas la revisión de las políticas de recursos humanos en salud pública, el establecimiento de indicadores de recursos para garantizar la atención en prevención y promoción de la salud para todo el sector salud, el reconocimiento al personal con formación no médica, y su inclusión en el perfil de posgrados en salud pública; la revisión de los programas formativos de pre- y posgrado de acuerdo con las competencias profesionales, así como el avance en el sistema de reacreditación de las competencias profesionales a través de organismos independientes.


La tercera expositora fue la Dra. Linda P. Fried, Decano y Vicepresidenta de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, dijo que se debe educar a los profesionales de la salud para solucionar los problemas del presente, pero también para que puedan entender y encabezar las necesidades del futuro, anticipando los cambios en las circunstancias de la salud, y moldeando y liderando el sistema de salud que se necesita.


El mundo está en constante cambio, señaló, generando transformaciones drásticas en la pirámide de la salud pública, por medio de las transiciones demográficas y epidemiológicas, por lo que el gran desafío consiste en tener claridad sobre las necesidades de formación de recursos humanos, para evitar duplicidades y lograr la colaboración.


El sistema de salud óptimo, opinó, es el que conjuga la salud pública con la salud individual. Y se deben distinguir las funciones de los profesionales de la salud y el lugar óptimo donde deben desempeñarse en el continuo de la salud.

 

Curriculum en salud pública


De acuerdo con la especialista, los principios sobre los que se debe basar el currículum en salud pública son: ofrecer una visión para la nueva generación, estar alineado con las necesidades de la sociedad y formar líderes en investigación y práctica en salud pública nacional y global, brindando excelencia disciplinaria continua, conocimientos acerca de cómo está cambiando el mundo y sobre los roles y pericia de los profesionales tanto de la salud pública como de otros campos de la salud, liderazgo científico y técnico avanzado, habilidades de innovación y de pensamiento crítico para mejorar la solución de la población, así como experiencia en lo que se refiere a intervención y a las necesidades de la población.


En lo que se refiere a la cátedra magistral “Francisco J. Balmis”, el reconocimiento y la medalla correspondientes le fueron otorgados Jeffrey P. Koplan, Director del Instituto de Salud Global Emory, de manos del Director General del INSP. En su exposición,  Koplan hizo una breve reseña de la evolución de la salud global, término en cuya definición colaboró, dijo, el propio Mario Henry Rodríguez.


La salud global, explicó el especialista, comparte varias características con la salud pública, pero presenta también diferencias importantes, pues mientras esta se centra casi exclusivamente en poblaciones y comunidades, aquella lo hace también en el cuidado y el tratamiento de la salud individual.

 

Respecto a los aspectos fundamentales de la salud global, mencionó la asociación entre socios verdaderamente iguales, a través de una participación intelectual y creativa compartida, al igual que el desarrollo de productos y el crédito por los logros obtenidos en beneficio mutuo; la diversidad de temas, que se han extendido y ahora incluyen a las enfermedades crónicas, la salud mental, las lesiones, los riesgos ambientales y ocupacionales, la investigación de servicios de salud y problemas de atención de la salud tales como el acceso, costo y calidad; así como la multidisciplinariedad, en virtud de la ampliación de las competencias y ámbitos de conocimientos necesarios para abordar con eficacia los retos de la salud global.

 

Subrayó la colaboración como base de la salud global, en especial la conjunción de esfuerzos de muchos, incluidos los gobiernos y las universidades, y puso como ejemplo los estudios y programas de capacitación conjuntos del INSP y la Universidad de Emory. Asimismo, destacó el compromiso y el papel de las organizaciones filantrópicas más importantes del mundo, de los organismos internacionales de salud y desarrollo, y de los gobiernos que promueven la salud global a través de sus unidades de financiamiento y desarrollo.


En cuanto a los institutos nacionales de salud pública, aseguró que desempeñan un papel trascendental para impulsar los esfuerzos de los gobiernos en materia de salud global, toda vez que desarrollan una amplia gama de actividades como la enseñanza, la investigación, el desarrollo de políticas nacionales de salud, vigilancia epidemiológica e investigación y control de brotes, promoción de la salud y prevención de enfermedades.


Tal es la razón, dijo, de que en el año 2001 haya fundado, junto con el profesor Pekka Puska de Finlandia, la Asociación Internacional de Institutos Nacionales de Salud Pública (IANPHI), para promover el concepto y el desarrollo de los institutos nacionales de salud pública, fortaleciendo sus capacidades y apoyando el desarrollo de nuevos institutos cuando un país así lo solicita.


Para concluir, Koplan informó que la IANPHI cuenta hoy con ochenta institutos miembros, de 39 originales, que forman una comunidad que se promueve mediante la celebración de reuniones anuales, un sitio web, la comunicación frecuente y un consejo de administración activo.


En cuanto al CONGISP 2011, afirmó: “Reuniones como esta constituyen ejemplos convincentes de la calidad y la importancia del trabajo que hacemos”.