Alimentación España , León, Martes, 18 de mayo de 2010 a las 15:38

La tejeda del Alto Burbia acoge un cortejo florístico de 200 especies mediteráneas y atlánticas

Un estudio científico muestra que el bosque está regenerándose por el abandono de la ganadería en la zona y la ausencia de manadas de ungulados

Antonio Martín/DICYT Reverenciado en todo el arco atlántico desde los celtas, el tejo conserva un halo mítico para muchas de las poblaciones que conviven con él. En algunos lugares del norte de España, por ejemplo, es habitual emplear ramillas de tejo en vez de olivo, palmas o laurel el Domingo de Ramos. Algunas casas, como el pueblo de Burbia (norte de la comarca de El Bierzo), los habitantes utilizan tejos como elemento decorativo, recordando el efecto protector que le atribuía ese pueblo de la Edad del Hierro. Esta localidad leonesa posee una de las tejedas que más diversidad biológica acoge. Un estudio científico ha contabilizado hasta 200 especies botánicas diferentes en las 30 hectáreas de extensión del bosque.

 

El técnico forestal Roberto Núñez Santalla ha completado, con motivo de unas jornadas internacionales sobre el tejo que se celebraron en Ponferrada en marzo, un análisis sobre la población, distribución y amenazas de la tejeda del Alto Burbia, un bosque mixto que alberga alrededor de 120 ejemplares de tejo. Junto a él, comparten espacio otras 17 especies arbóreas y un cortejo florístico de 200 especies de arbustos, herbáceas y helechos. "No es nada habitual que los tejos formen bosques monoespecíficos debido a su lento crecimiento, por lo que resultan bosques de gran valor", explica a DiCYT.

 

Las especies arbóreas que con más frecuencia se asocian al tejo en este bosque son los abedules, acebos, robles albares y, en zonas más húmedas, arces y sauces. La tejeda está ubicada en un fondo de valle y es atravesada por un par de regatos que vierten en el río Burbia. En la lista del cortejo florístico que alberga este entorno destaca la presencia, según describe Núñez Santalla, de una especie de genciana (Gentiana lutea), un género de plantas cuya raíz ha sido empleada de forma tradicional como medicina y que, junto al tejo, se encuentra en el catálogo de especies amenazadas en Castilla y León. El bosque presenta una "gran diversidad" de plantas tanto mediterráneas como atlánticas.

 

Expansión de la tejeda

 

La tejeda se encuentra, según un estudio de la pirámide la población realizado por el diámetro del tronco en vez de por la edad, con una salud óptima. El bosque acoge tanto a especies maduras como a pequeños tejos que han empezado a desarrollarse, de entre cinco centímetros a 1'5 metros. "Hay que tener en cuenta que el tejo es una especie que tarda en desarrollarse, sin ir más lejos, pasan tres años hasta que germina", explica el experto. Este lento crecimiento se puede ver sesgado por los animales herbívoros, que se alimentan de los brotes, impidiendo, de este modo, la regeneración del bosque. "En Burbia, sin embargo, encontramos ejemplares de uno, cinco o diez años, lo que permite aventurar la extensión de la tejeda", incide. El retroceso de las actividades de ganadería extensiva en esta zona y la ausencia de manadas de ungulados (como el gamo) que ramoneen estos pasos y pisoteen los brotes están detrás de esta expansión.

 

No está libre de amenazas la tejeda del Alto Burbia, advierte el especialista. La principal es el alto riesgo de incendio forestal. La comarca de El Bierzo es uno de los principales focos de la Península Ibérica cada verano. A esta circunstancia hay que añadir que el abandono de las acciones ganaderas en este entorno conlleva un riesgo añadido: "Existe mucho combustible en el bosque ya que apenas ha sido manejado en los últimos años". Junto a los incendios, la mano del ser humano aparece también como otro riesgo para la tejeda. Entre 20 y 30 árboles han sido recolectados del bosque para servir de sombra en las entradas del pueblo de Burbia. "Los habitantes no lo hacen con mala intención, pero causan un daño a la tejeda", explica el científico. La competencia con otros árboles de más rápido crecimiento también puede frenar el crecimiento de los tejos más jóvenes, especialmente por parte de abedules en la parte alta del bosque y de acebos en la baja. Para frenar las repercusiones del crecimiento de estos árboles en detrimento de los tejos, Núñez solicita la realización de acciones de microselvicultura, pequeños clareos en el bosque que faciliten el crecimiento de los brotes.