Alimentación España , Ávila, Lunes, 20 de septiembre de 2010 a las 11:22

Un estudio adapta t茅cnicas de recolecci贸n de agua para la restauraci贸n forestal

Una investigaci贸n de la Universidad Cat贸lica de 脕vila recopila m谩s de 100 t茅cnicas tradicionales y selecciona las m谩s apropiedas

María Espeso/DICYT Una investigación que se lleva a cabo de forma conjunta entre el Grupo de Hidrología y Conservación de la Universidad Católica de Ávila (UCAV), que lidera el profesor Jorge Mongil, y un grupo de investigación del campus de Palencia de la Universidad de Valladolid, conducido por Andrés Martínez de Azagra, rescata las técnicas tradicionales de recolección de agua que se emplean en todo el mundo en agricultura y ganadería para un concepto novedoso e “innovador”, la restauración forestal.

 

El profesor de Hidrología forestal Jorge Mongil explica que la gran ventaja es la sencillez de ejecución. “Son unas técnicas muy sencillas que recogen el agua de escorrentía que baja por las laderas y lo obligan a infiltrarse en el suelo de tal manera que si ponemos plantas, un cultivo o una repoblación forestal van a tener más agua, el de la lluvia y el de escorrentía, que de lo contrario se perdería”, apuntó.

 

El trabajo, que tuvo su origen en su tesis doctoral y que ha venido enlazando distintos proyectos de investigación (unos financiados por el Ministerio de Medio Ambiente y otros por Caja de Ávila), recopila las técnicas que se han venido utilizando desde hace cientos de años en zonas áridas y semiáridas (África, Israel o México) para cultivos agrícolas y las adapta para la restauración forestal en lo referente a conservación de suelos y recuperación de la vegetación.

 

“La principal idea de la investigación es que recogemos unos conocimientos que ya existían y los aplicamos en un ámbito nuevo con herramientas nuevas”, indica Mongil, que explica que han elaborado un modelo hidrológico informatizado (Modipe) para diseñar repoblaciones forestales con las técnicas de recolección. “Se ha creado una serie de criterios y recomendaciones” para vincular la técnica más adecuada a cada suelo, cada una con las dimensiones apropiadas. Además, con el modelo “hemos simulado el comportamiento de estas técnicas” para ver, no en el campo, sino en el ordenador, “con unas determinadas precipitaciones cuánto agua se recoge” y, a partir de ahí, conocer “qué cantidad van a recibir las plantas a mayores de las precipitaciones”.

 

Nueve técnicas

 

Para este trabajo se han catalogado más de un centenar de técnicas distribuidas a lo largo de todo el mundo, aunque para la restauración de la vegetación se utilizan fundamentalmente aquellas que recogen agua de escorrentía superficial, las cuales han sido empleadas desde antiguo en la plantación de frutales y sólo recientemente en repoblaciones forestales. En concreto en el estudio se sugieren nueve técnicas para este fin, con sus dimensiones recomendadas sobre el modelo antes citado, sus observaciones y su croquis correspondiente. Son las microcuencas, caballones a nivel, caballones semicirculares, caballones trapezoidales, caballones de piedra, diques permeables de roca, caballones de extensión de agua, terrazas y meskat/mankaa (similar a las gavias de Canarias); siendo las cuatro primeras las más apropiadas para su aprovechamiento en Castilla y León.

 

Los caballones siguiendo curvas de nivel “se aplican bastante en repoblaciones en España”, las otras tres no, detalla el profesor, porque la primera, al haber sido tan utilizada en agricultura se ha mecanizado, pero las otras es difícil mecanizarlas y se siguen aplicando de forma manual, lo que encarece los costes. En países en vías de desarrollo, donde hay más mano de obra, sí se emplean.

 

Las ventajas 
 

Las técnicas de recolección de agua tienen en común varias características, se utilizan en zonas secas, funcionan con agua local y son sistemas a pequeña escala, tanto por las inversiones necesarias como por sus dimensiones. Para la restauración forestal presentan algunas ventajas: la sencillez, en cuanto a planificación y ejecución, los costes reducidos, ya que la mayoría de ellas pueden mecanizarse, y la conservación del agua y del suelo, porque un sistema de recolección de agua bien dimensionado no sólo recoge la escorrentía generada en el área de impluvio sino también los materiales sólidos movilizados.

 

Según se recoge en el estudio, cualquier sistema de recolección consta de dos partes imprescindibles, un área de impluvio, donde se genera escorrentía, y un área de recepción, en la que se recibe la escorrentía y se almacena ya sea en el suelo (mediante infiltración, como en el caso de los cultivos o de la repoblación forestal) o en depósitos (cisternas, aljibes, estanques...).