Alimentación España Ávila, Ávila, Viernes, 03 de abril de 2009 a las 13:54

Ávila participa en un programa de recuperación genética del olmo para combatir la grafiosis

La ciudad cede a la investigación los genotipos de los olmos que no han sido afectados todavía por una enfermedad que ha dañado a la especie en todo el mundo

Marta Martín Gil /DICYT Durante miles de años los olmos, junto con los sauces, alisos y fresnos, han venido ocupando un espacio destacado entre las formaciones vegetales del entorno de nuestros ríos. Por su capacidad de sobrevivir en suelos encharcados y ocasionalmente compactos, pero también por la belleza de su porte y el tamaño y frondosidad de su gran copa, fueron utilizados durante siglos en entornos urbanos de caminos y calles, siendo el árbol que tradicionalmente se ha plantado en las plazas de nuestros pueblos. 

 

Los olmos convivían con unos pequeños escarabajos que utilizaban las cortezas de los árboles muertos o moribundos para reproducirse. Transportaban en sus cuerpos las esporas de un hongo que, una vez en el interior del árbol, se desarrollaba y finalmente descomponía la materia vegetal hasta dejarlo reducido a materia seca. Sin embargo, a principios del pasado siglo, apareció un segundo hongo derivado del anterior mucho más agresivo. Este hecho se vio agravado por el comportamiento del hombre, que de forma incontrolada, y con el comercio de la madera infectada, produjo una pandemia que ha tenido como consecuencia la desaparición de las olmedas y la muerte de millones de olmos.

 

En la primera década del siglo pasado, el problema se hizo patente en Holanda y, desde allí, se extendió a Francia, Inglaterra, Norteamérica y Asia. Las perdidas fueron aproximadamente de entre el 10% y el 40% de los olmos existentes. Tras una estabilización de la enfermedad que duró aproximadamente 40 años, hacia 1970 se produce un segundo brote con la aparición de una cepa del hongo mucho más agresiva y que ha supuesto finalmente la práctica desaparición de los olmos.

 

Las perdidas a nivel mundial se evalúan en cerca de 1.000 millones de olmos. No se trata por tanto de un fenómeno local, o de nuestro país, sino que por el contrario, es una enfermedad que ha afectado a la totalidad de los países del área de distribución de la especie que se extiende por varios continentes y es, sin duda, la enfermedad forestal más importante de la que se tiene conocimiento histórico.

 

Ante el problema de pérdida de este recurso, en 1985 el antiguo ICONA, actualmente Dirección General del Medio Natural y Política Forestal, estableció un Convenio con la U. D. Anatomía, Fisiología y Genética Vegetal de la Universidad Politécnica de Madrid para el desarrollo de un programa que ha tenido como objetivos conocer en profundidad todos los agentes implicados en la enfermedad, la conservación del mayor número de genotipos posible y la obtención de olmos resistentes a la enfermedad utilizando técnicas de mejora genética forestal.

 

Evaluar la tolerancia a la enfermedad

 

"La mejora genética frente a la grafiosis se basa en la inoculación de la enfermedad y el testado de la tolerancia del material recolectado", explica Salustiano Iglesias, jefe del servicio de Material Genético del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. "Los árboles proceden de individuos silvestres que se han propagado vegetativamente, mediante sus progenies, o bien, son el resultado de las actividades derivadas de los cruzamientos controlados que se viene realizando desde 1992. Hasta el momento se han seleccionado 86 genotipos por su buena tolerancia al patógeno. Estos ejemplares pasan a formar parte del banco de material resistente que conformará la segunda población de cruzamiento”, abunda en la idea.


Como ejemplo de este trabajo sirve lo realizado en la última campaña de inoculación en la que se han testado 2.337 olmos, de los cuales, 42 han dado buenos resultados en cuanto a su tolerancia al hongo, vigor y características ornamentales.


Y Ávila, ciudad en la que los olmos han estado siempre presentes, se ha unido a este programa de recuperación genética, aportando los genotipos de aquellos ejemplares que todavía no han sido dañados por la grafiosis. En estos días, el Ayuntamiento de la capital lleva a cabo un programa de prevención en los ejemplares de la ciudad. Se trata de la endoterapia, un método alternativo de tratamiento fitosanitario del arbolado urbano, respecto a los tradicionales tratamientos aéreos, en el que destaca, por un lado, la ausencia de atomizaciones o aspersiones de productos químicos que contaminan el medio ambiente, así como ser totalmente inocua para la salud de los ciudadanos, aves y otros animales. Tiene la ventaja, además, de poder focalizar el tratamiento.

 

Aplicación del método

 

La aplicación del producto se hace a través de unos inyectores o dispositivos que van en unos orificios hechos en el tronco a cierta profundidad. Estos agujeros se hacen con una broca especial para evitar que queden restos de madera en el tronco pudiendo generar posibles futuras infecciones al árbol. El número de perforaciones mínimo dependerá del perímetro y especie de árbol.

 

El sistema de inyección al tronco ofrece una alternativa mucho más eficaz para el tratamiento de los árboles, ya que las sustancias van directamente al sistema vascular del árbol. El tiempo que tardará el mismo en absorber cualquiera de estas inyecciones oscila entre 30 segundos y 15 minutos. Con una sola aplicación es suficiente en muchos casos para corregir la carencia o solucionar el problema que el árbol presente. Al inyectar el principio activo directamente en la savia del árbol se asegura una distribución uniforme del producto y en la cantidad adecuada para conseguir una reacción positiva e inmediata.