Alimentación Costa Rica , San José, Miércoles, 02 de septiembre de 2009 a las 10:21

Ecosistemas bajo estudio

Un proyecto pretende analizar áreas naturales con el fin de buscar indicadores de calidad de hábitats en la Estación Biológica de Río Macho

UNA/DICYT ¿Podría un cipresal de alrededor de 40 años capturar la misma cantidad de carbono que un bosque secundario, o podrían tener las mismas especies de aves y reptiles? A estas y otras interrogantes pretende darle respuesta el proyecto Análisis ecosistémico para la evaluación de la restauración forestal y sus implicaciones para el secuestro de carbono en un bosque nublado, desarrollado en la Estación Biológica de Río Macho de la Universidad Nacional (UNA) y coordinado por Roberto Cordero, quien en conjunto con otros investigadores desarrolla estrategias de conservación y restauración de ecosistemas, utilizando como referencia varios grupos taxonómicos de organismos, entre ellos aves, moluscos y anfibios.


“Hemos seleccionado parcelas de tres coberturas vegetales diferentes: un bosque natural secundario, que nos sirve de referencia, un tacotal de alrededor de 13 años y un cipresal de más de 40 años que en los últimos 25 no ha sido manipulado por el hombre, realizaremos una evaluación de la biodiversidad para comparar si estos dos últimos tienen características semejantes al primero”, explicó Cordero.


En el área de la ecología vegetal, tanto Cordero como la bióloga Tania Bermúdez, trabajan en el funcionamiento de los ecosistemas en cuanto a productividad, salud, descomposición, caída de hojarasca y características físicoquímicas del suelo. También se estudia la fenología (cambios en la producción de flores, hojas y frutos) de dos especies de plantas, que ayudarán a determinar si los cambios de cobertura vegetal afectan sus características en cuanto al momento en que florecen o la producción de hojas y frutos. “Si determinamos algunas diferencias podría ser que haya especies más sensibles a otras ante los cambios de suelo”, indicó Cordero.


Con respecto al estudio de aves, según Oscar Ramírez, de la Escuela de Ciencias Biológicas de la UNA, se pretende identificar a través de puntos de conteo y redes de niebla para captura, el uso de hábitats de las especies residentes.


Por su parte, Víctor Acosta, es el encargado de comparar la abundancia y diversidad de herpetofauna (anfibios y reptiles) de las diferentes parcelas y determinar cuáles especies se localizan en cada una de ellas para establecer cuáles son valiosas para su conservación. Por último, Zaidett Battientos, de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), valorará la parte de invertebrados, específicamente el caso de los moluscos.
El proyecto, que arrancó en julio de este año, arrojará sus primero resultados en el 2009, y según Cordero, calculará también la cantidad de carbono que hay en las tres parcelas. “Vamos a medir el índice de área foliar por metro cuadrado tomando fotografías del follaje para determinar cuánto carbono secuestra cada ecosistema. Sabremos si un cipresal, que fue la especie que se utilizó en el país como técnica de reforestación hace algunos años, tiene una mitigación similar a la de un bosque secundario”.