Alimentación España , Salamanca, Lunes, 07 de marzo de 2005 a las 18:15

Un investigador salmantino analizará los cambios en la flora y la fauna de la Patagonia argentina

Salvador Peris estudiará a partir de octubre cómo ha afectado a este ecosistema la introducción de nuevas especies

Ana Victoria Pérez/DICYT Salvador Peris, catedrático de Biología Animal de la Universidad de Salamanca, dirige un proyecto de investigación destinado a estudiar cómo ha afectado la introducción de especies foráneas (animales y plantas) a la flora y la fauna oriundas del Parque Natural Lanín, cuyas 379.000 hectáreas se encuentran ubicadas en la Patagonia Argentina. El proyecto, que tendrá una duración de tres años, cuenta con el apoyo del Ministerio de Educación y Ciencia, la Agencia Española de Cooperación Internacional y las universidades de Comahue y La Plata, pertenecientes a la región en la que se realiza el estudio.

Según ha advertido a DICYT Salvador Peris, "en estos momentos nos encontramos analizando los datos que nos han proporcionado los responsables del Parque Natural Lanín. Esperamos que esta fase preliminar se prolongue aún unos meses, por lo que los trabajos de campo no comenzarán al menos, hasta el mes de octubre de este mismo año".

Se trata de un estudio muy amplio y complejo en el que sus responsables se han marcado cuatro objetivos: el primero de ellos consiste en determinar la incidencia que ha tenido la introducción de salmones europeos en las especies endémicas de peces y anfibios. "Sabemos que la pesca de salmones en esta región ha constituido uno de los atractivos turísticos más rentables para las localidades de la zona. Se trata de una práctica que comenzó en los años 80 y que, según creemos, está afectando especialmente al desarrollo de los anfibios de estas zonas. Los peces provocan turbidez en el agua y destruyen el sustrato vegetal sobre el que los anfibios realizan las puestas de huevos".

Una segunda línea de actuación tiene como objetivo estudiar cómo se ha modificado el bosque araucano y cómo ha afectado este hecho a las aves reproductoras propias de esta región, concretamente al nothofagus. "Se trata de un ave de pequeño tamaño, similar a un mirlo, con un peso medio de unos 300 gramos que habita en el bosque araucano. Este ave se ha visto obligada a adaptarse al cambio de hábitat, que desde hace años está propiciando en la zona la industria maderera. Tanto el clima como las condiciones del suelo favorecen el rápido desarrollo de las coníferas, cuya edad de corte en la zona se sitúa en torno a los 30 años, 20 menos de lo que requiere su desarrollo en los bosques norteamericanos", explica Peris.

Los científicos, para quienes es indispensable conservar las araucarias como herencia viva del Cretácico, han observado cómo las coníferas se están expandiendo por la zona y están colonizando tanto los bosques nativos como los pastizales. Un fenómeno que no se debe solamente a la acción del hombre, sino a la facilidad con la que las semillas de las coníferas son transportadas por el viento.

Visones y jabalíes

Otra de las especies que se incluyen en el estudio y que está causando estragos entre los crustáceos, peces, anfibios y aves del parque es el visón americano. Este animal ha aparecido en la zona a raíz de la instalación de granjas peleteras, y se ha convertido en un depredador que acapara los recursos alimenticios de peces y aves y está terminando con insectos y crustáceos.

Algo parecido ocurre con el jabalí europeo, en el que se centrará la cuarta fase del estudio. Salvador Peris comenta al respecto que "este animal fue introducido en los años 40 y 50 del siglo XX como un recurso cinegético. Los ejemplares introducidos procedían de Rusia y su tamaño, (pesan cerca de 200 kilos), supera con creces a los jabalíes ibéricos (en torno a 80). Este animal se ha convertido en la principal amenaza para el mantenimiento del bosque araucano, ya que uno de sus recursos alimenticios favoritos son las bellotas y los plantones de estos árboles. Su voracidad está afectando también a otros grupos de animales oriundos de Lanín, como las cotorras y los roedores, que tradicionalmente se alimentaban de las semillas de las araucarias.